La espiral como símbolo ha tenido una importancia trascendental en la mayor parte de las culturas desde los inicios de la Historia. El hombre primitivo, por poner un ejemplo, solía dibujar espirales en sus pinturas rupestres como representanción del ciclo del nacimiento, la muerte y la reencarnación. Por otra parte, se entiende por espiral a la sucesión creciente o indefinida de todo tipo de acontecimientos en los que no se vislumbra un fin claro, lógico o razonable. Pero es que la traducción al japonés de esta figura, representanda por una curva que se va alejando de su centro, es, a su vez, Uzumaki, que, también es el título de un cómic considerado como la obra maestra del terror japonés, el símbolo que representa, mejor que ningún otro, todos los miedos ancestrales de la cultura nipona .

Pero Uzumaki es sobre todo la obra más emblemática de Juni Ito, todo un genio a la hora de trasladar al dibujo la parte oculta de un país que se mueve entre la preservación de las cultura tradicional con sus mitos y leyendas siempre presentes y la lógica de una de las sociedades tecnológicamente más avanzadas del planeta. Esto se ha reflejado de forma continua en el séptimo y noveno arte constantemente. Si en el primer caso hay que citar títulos antológicos en los últimos años como The ring, La maldición, o Dark water. En el segundo hay otras obras esenciales del tipo de Museum, Semillas de maldad o Tsumisuki. Sin embargo, si hay un título que debe ocupar un lugar de privilegio entre todas ellas ese no es otro que esta reedición de lujo que acaba de publicar en España la editorial Planeta en un integral imprescindible para cualquier aficionado a lo que se conoce como terror. La publicación coincide, además, con el hecho de que, desde hace bastantes meses, la editorial Ecc está recuperando el trabajo de este maestro del manga para el mercado nacional, por lo que aquellos que quieran disfutar más de su estilo pueden encontrar material amplio e interesante.

Pero antes de abordar los detales de la obra que nos ocupa, hay que señalar que la importancia de este título, dentro del amplio catálogo de Ito, es que el artista llega aquí al máximo nivel de un dibujo siempre elaborado y de una técnica exquisita. El argumento parte de un fenómeno extraño que asola a los habitantes de la ciudad de Kurôzu-cho. Todos ellos sufrirán, de alguna manera, en primera persona, los efectos de una extraña maldición que despierta en cuanto hay cerca algún objeto o figura con forma de espiral. La mayoría de los afectados se obsesionan con esto, se vuelven locos e incluso algunos mueren.

La obra está dividida por pequeños capítulos que abordan situaciones concretas que luego se cierran en su fantástico y alucinado final. Así, los primeros capítulos, Espiralmanía, ya presentan a los dos principales personajes, Kiria y Suicihi, que son los que servirán para dar unidad al resto de las historias. El padre del segundo, un prestigioso alfarero, se obsesiona por las figuras en espiral hasta el punto de acabar con su vida y la de su mujer y traumatizar a su único hijo.

El tercero, La cicatriz, está protagonizado por Arumi, la chica más guapa del instituto en el que estudian los protagonistas, pero que oculta con un flequillo una extraña cicatriz en la frente que acabará transformada en una espiral que absorbe lo que le apetece. El cuarto, y uno de los más inquietantes de todos, es Alteraciones de coacción, que muestra cómo el horno en donde el padre de Suichi realizaba sus trabajos, oculta los espíritus de los muertos de ese pueblo que, al ser liberados, formarán una espiral estática en el cielo que irá aumentando de tamaño a medida que se vayan incinerando más cadáveres. Por estemotivo, los vecinos volverán a la costumbre tradicional de a enterrar a los muertos en el cementerio, algo0 ya deshechado en Japón. El quinto capitulo, Gente retorcida, es quizás el más convencional en tanto en cuenta una historia parecida a Romeo y Julieta entre dos jóvenes enamorados cuyas familias no consienten su relación. El final, como muchos habrán adivinado, es totalmente sobrenatural con los dos jóvenes enredados como serpientes. El sexto capítulo, Tirabuzones, puede ser la quintaesencia del terror nipón y su manera de exponer todas sus inquietudes sin miedo a la perplejidad que pueda despertar en los países occidentales. Se trata, ni más ni menos, que una competición por ser la más guapa, a través de rizos imposibles en los pelos de dos rivales que dejan a la peluquera de la novia de Frankestein en ridículo.

Algo parecidosucede en el octavo, Caja sorpresa, donde un joven estudiante, aficonado a asustar a sus compañeros, acaba siendo atropellado tras ser rechazado por una chica que no le corresponde y regresa a la vida con la suspensión del automóvil que lo atropelló como su motor fantasma. La obra evoluciona hasta llegar a la veintena de capítulos, cada cual con un desenlace más impactante, hasta llegar a un final que a nadie dejará indiferentes. Influido por autores como Kazuo Umezu, Hideshi Hino o Shinichi Koga, Junji Ito se convirtió en la representación misma del terror con esta obra que, a suvez, resume las constantes de su producción recogiendo elementos de otros títulos suyo. Hay algo de Tomie, donde aborda la hitoria de una misteriosa chica cuyos encantos arrastran a los hombres hacia una pasion?desaforada que desata en ellos la locura. También de Las caprichosas maldiciones de Sôichi, donde un niño, aficionado a los clavos, va provocando incidentes misteriosos con sus terrorificas maldiciones. Hay algo de Gyo, que muestra cómo una pareja, que decide pasar sus vacaciones cerca del mar para desconectar, tiene que luchar contra unos peces biónicos inextinguibles. También está la esencia de Black Paradox, sobre cuatro personajes que, tras conocerse en una página web, deciden emprender un viaje para poner fin a sus vidas. O de El muerto enfermo de amor, la historia de un misterioso joven que seduce a todo tipom de chicas que esperan de él una predicción. Y podría seguir citando títulos, pero aquellos que quieran acceder al universo fantástico más completo del maestro japonés, en donde se concentren todas sus claves, tienen a Uzumaki su principal y obligatoria referencia.