Marat-Sade, una de las obras cumbre del teatro europeo contemporáneo, escrita por el dramaturgo alemán Peter Weiss en 1964, se materializa este fin de semana en el Teatro Cuyás de la mano de la prestigiosa compañía Atalaya Teatro, Premio Nacional 2008, Ricardo Iniesta.

Su título es una abreviatura del original Persecución y asesinato de Jean Paul Marat representada por el grupo teatral de la casa de salud mental de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade, que se estrenó en España bajo la dirección de Adolfo Marsillach en mayo del 68, en pleno franquismo, protagonizada por José María Pou, y que constituyó uno de los mayores acontecimientos teatrales de la época.

Al igual que en la versión de Marsillach, el Marat/Sade de Atalaya aborda los años posteriores a la Revolución Francesa, pero de una forma absolutamente contemporánea, pues "esta obra vuelve a ser emergente", ha destacado Iniesta, cuya adaptación se estrenó el pasado 2015. "Cogimos la obra en 2015 y, cuando se estrenó, fue una catarsis para el público, y así en cada ciudad que hemos ido actuando", declaró ayer en la presentación del montaje en el Cuyás. " Marat/Sade causa revuelo y esto nos ha costado que haya ciudades que nos hayan dicho: mejor, lo siguiente que hagan, porque Marat-Sade es complicado para mi publico'. Y es que el teatro es político siempre, por acción o por omisión", añadió el director y dramaturgo.

Marat-Sade aúna los lenguajes del teatro épico de Brecht y el de la crueldad de Artaud, ambos inscritos en el abecedario teatral de Atalaya, junto al teatro grotesco de Meyerhold, según ha destacado Iniesta. Sin embargo, el dramaturgo asegura que, pese a la hondura de estos códigos y referencias culturales, este montaje "llega tanto al espectador en Las Palmas de Gran Canaria, como en Pekín, Canadá o Moscú".

El argumentose divide en dos actos con una veintena de actores que cantan y bailan en vivo, lo que confieren a la propuesta un aire de musical. Su historia se concibe como un juego de matrioskas que se desarrolla en tres tiempos: 1793, cinco años después de la Revolución Francesa (1769), cuando fue asesinado el líder jacobino Jean Paul Marat; 1808, cuando los internos de Charenton interpretaban sus obras en el propio sanatorio dirigidos por el Marqués de Sade, y la época actual, en 2018, en la que vuelven a darles vida Jerónimo Arenal, Manuel Asensio, Carmen Gallardo, Silvia Garzón, María Sanz, Raúl Sirio, Raúl Vera, Ricardo Benfatto y Joaquín Galán.

En este último contexto actual, el elenco rompe la cuarta pared bajo la fórmula de "teatro dentro del teatro", por lo que los actores encarnan un doble rol: enfermos en un psiquiátrico y actores de una función dirigida allí por el propio Sade, cuya trama se basa en las tres visitas de la aristócrata Carlota Corday a la casa de Marat, en la última de las cuales logra su propósito asesinarlo. La representación, sin embargo, se verá interrumpida por los ataques de los locos o por el director del hospital, que les recuerda la censura sobre el texto.

Vigencia

Con todo, lo que dota de una absoluta vigencia a Marat/Sade es su denuncia contra la corrupción del poder a partir del pulso ideológico y dialéctico que plantean el individualismo de Sade y el colectivismo de Marat en el texto.

Autor, entre otros, de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, Marat fue uno de los ideólogos de la revolución, de la que representaba su ala izquierda, mientras que el Marqués de Sade ( Los 120 días de Sodoma), cuyo nombre ha dado origen a términos como "sadismo" o "sado", se ha convertido en uno de los personajes más controvertidos de la historia.

Ambas figuras nunca llegaron a coincidir, aunque sí fue real la estancia del Marqués en Charenton, donde dirigió múltiples obras con los internos, que alcanzaron gran notoriedad en la sociedad de su tiempo.