"Sigo con gran recelo los gravísimos acontecimientos de estos días en Birmania y deseo expresar mi cercanía espiritual a esa población en el momento de esta dolorosa prueba que está atravesando", dijo el Pontífice.

Y añadió: "Mientras rezo de forma solidaria e intensa invito a la Iglesia a que también lo haga y espero vivamente que se encuentre una solución pacífica por el bien del país".

También pidió que se rece "por la situación en la península coreana, donde algunos importantes desarrollos en el diálogo entre las dos Coreas hacen esperar que los esfuerzos de reconciliación que se llevan a cabo puedan consolidarse en favor del pueblo coreano y en beneficio de la estabilidad y la paz en toda la región".

Poco antes, Joseph Ratzinger recordó las palabras que acerca del hambre escribió en una ocasión Pablo VI: "Se trata de construir un mundo en el que cada hombre (...) pueda vivir una vida plena".

"El llamamiento hecho por Pablo VI, 'los pueblos del hambre interpelan de forma dramática a los pueblos de la opulencia', conserva hoy toda su urgencia", dijo el Papa.

El Pontífice añadió que en ese momento no podía dejar de pensar "especialmente en los países del África subsahariana, golpeados los días pasados por graves inundaciones".

Sin embargo, señaló que no son los únicos pueblos marginados.

"No podemos olvidar tantas otras situaciones de urgencia humanitaria en diversas regiones del planeta, en las cuales el conflicto por el poder político y económico viene a agravar la realidad de estrechez ambiental ya grave", explicó.

El Ángelus fue seguido por cientos de fieles católicos que se acercaron a la residencia de verano papal, en la localidad de Castel Gandolfo, cerca de Roma.

El Papa dejará esta residencia en los próximos días para incorporarse de nuevo al Vaticano, donde retomará sus actividades.