Entre las habas fritas y las pipas mondadas, también fritas, alumbran las blanquecinas semillas de calabaza que tienen sus acólitos entre la clientela de frutos secos de Casa Ricardo.

Más abajo, los garbanzos tostados y los cacahuetes toffe rodean la caja que almacena las pipas de esta hortaliza, que se venden tostadas con harina y ligeramente saladas.

"La mayoría de los clientes que se las llevan", explica Lidia Alemán Taisma, supervisora de las tiendas que la cadena de frutos secos tiene en la capital grancanaria, "son hombres, mayores de 50 y 60 años que saben de sus propiedades para prevenir los males de próstata".

También producto de los herbolarios y tiendas de dietética, las pipas de calabaza poseen una demanda que no está ahora de moda, sino todo lo contrario. "Llevo más de nueve años en la empresa y recuerdo desde el principio que la gente las compraba con asiduidad, aunque no es de los frutos secos más demandados", señala Lidia Alemán Taisma, quien reconoce que a ella misma le gustaba comerlas ya desde que era niña. "En la tienda de Las Canteras, la primera que se abrió aquí, siempre había gente que se las llevaba". Y es que, pese a lo que pudiera parecer, el consumo de frutos secos, incluido el de las semillas de esta hortaliza, tiene mucho que ver con el interés que despiertan entre el público sus cualidades nutritivas. "La gente está muy informada sobre las propiedades de estos alimentos. Y, en la mayoría de los casos, viene a tiro hecho, a llevarse lo que le interesa para un problema determinado, o para prevenirlo".

De forma que en una tienda de la cadena, dependiendo de su céntrica situación, puede venderse entre 1 y 3 kilos de pipas de calabaza al día.

A 0,59 euros los cien gramos, las bolsas de un kilo no suelen tener mucho predicamento. "Así se despacha poco. Los clientes prefieren comprarlas a granel porque entienden que se las llevan así más fresquitas".

Pese a que son muy demandadas, las semillas de calabaza no están entre los frutos secos más solicitados. "Las nueces y las almendras crudas son las más vendidas". Y las siguen el millo de barbacoa, el anacardo frito y los pistachos.

Y a los más tradicionales se suman los productos de moda. En los últimos tiempos parece hacer furor la baya del Gobi, en su versión deshidratada, que se vende a 1,50 euros los cien gramos. Con yogur y otros postres, que lo ablandan, las bayas se demandan porque parecen tener aplicación para casi todo.

Junto a ellas descansan en sus cajas rodajas de kiwi azucaradas y hasta una pequeña variedad de mandarina china, la kumquat.