Aprovechando los casi tres largos meses de las vacaciones escolares, muchos niños con orejas de soplillo, la malformación que mantiene separadas de la cabeza por más de dos centímetros y medio los apéndices auditivos, aprovechan para pasar por el quirófano.

"La edad adecuada para operar a los niños de esta deformación, llamada oreja prominente, es a los siete años", explica José Luis del Castillo Olivares, médico especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del grupo sanitario ICOT.

Hasta entonces el apéndice está en fase de crecimiento y pesa mucho también la cuestión psicológica. "En esa edad el niño ya es consciente de su autoimagen y la de los otros. Por tanto, empieza el sufrimiento en el colegio por los comentarios y las burlas de los compañeros".

También hay adultos que se operan de orejas de soplillo, pero son los menos. "Lo mejor es intervenir en la edad infantil. Así se evita toda una infancia de complejos a los niños que se puede evitar con la cirugía", afirma el especialista.

La oreja prominente es una malformación congénita de la que resulta una oreja lisa, sin los pliegues que tienen las normales, y que la colocan hacia fuera. Ésa es la causa principal de las orejas de soplillo.

Las dimensiones son diversas. "Yo he operado a niños con 3,5 centímetros de distancia, y con cuatro. Los tamaños son diferentes y, aunque pueda parecer más grande, esa apariencia es consecuencia de la falta de pliegues".

Otra de las causas se localiza en la concha auricular, la parte que une la oreja con el cráneo. "A veces esa concha es mayor, en su totalidad o en una parte: por arriba, por debajo o por el medio. En ese caso sólo se cortaría la concha. Lo más normal es que se trate ésta, que se pegue y se le dé la forma al pliegue. Cuando se hace eso ya la oreja se coloca en su sitio".

La intervención dura entre media hora y cuarenta y cinco minutos en cada oreja. "Hay niños a los que sólo les hace falta operarse una. A otros, las dos, porque no necesariamente tienen que estar ambas afectadas".

Esta operación se puede realizar con anestesia local y general: la primera indicada para los adultos y, la segunda, para los niños. "A los pequeños les enseñas una aguja y se ponen a chillar".

Una vez terminada la cirugía se les pone una venda que deben llevar una semana. "Se le cambia y se coloca un nuevo vendaje de igual duración tras lo cual se quitan los puntos de sutura. Y después ya hacen su vida normal con una cinta para dormir durante dos meses". En el posoperatorio el principal autocuidado es que la oreja no se vuelva a doblar. "La operación es definitiva porque el cartílago, después de dos o tres meses, ya no se mueve". La otoplastia cuesta unos 4.000 euros (si se intervienen los dos apéndices) en niños, y unos 3.000 en el caso de los adultos, que precisan sólo anestesia local.