Sonriente y vestido con un elegante traje oscuro, McCartney, de 64 años, saludó a los periodistas con un "¡Buenos días!" y accedió a la sala 47 del Queen´s Building, un edificio reservado para la tramitación de casos familiares.

El optimismo y la amabilidad del músico contrastó con el talante más áspero de Mills, de 39 años, quien, con gafas de sol y ataviada de un vestido de lana beige y un chaquetón gris, se presentó en el tribunal con rostro grave e ignoró completamente a la prensa.

El ex Beatle y su esposa asistieron a una vista estrictamente privada y, por consiguiente, celebrada a puerta cerrada, tal y como contempla la legislación británica, que prohíbe la presencia de la prensa en casos de divorcio.

No obstante, el nombre de los litigantes suele mostrarse en el tablón de anuncios del tribunal, aunque la vista de la famosa pareja aparecía listada sólo como un "caso" más, junto a un número de registro.

Entre tanto secretismo, la audiencia preliminar empezó este miércoles, cuando McCartney, según el diario "The Sun", ganó "el primer asalto de su amarga batalla de divorcio" al desestimar el juez muchas de las imputaciones vertidas por Mills.

De acuerdo con documentos legales filtrados a la prensa británica, la ex modelo alega, entre otras cosas, que su marido tuvo un comportamiento violento hacia ella en cuatro ocasiones, extremo que el cantante ha negado rotundamente.

Al término de la sesión de hoy, los abogados de la pareja no aclararon si el procedimiento preliminar ha terminado.

Además, McCartney abandonó el tribunal haciendo el signo de la victoria, gesto que provocó todo tipo de conjeturas sobre si se refería, bien a un triunfo personal en el caso, bien a la declaración de una supuesta tregua con su mujer.

Mills, por su parte, salió media hora más tarde que el músico por una puerta trasera reservada a los jueces, sin decir palabra y con el mismo rostro circunspecto que exhibió a su entrada en el juzgado.

Los abogados, por su parte, se limitaron a difundir un comunicado conjunto en el que pidieron a los medios de comunicación "respeto para su intimidad y confidencialidad en el proceso", mientras las partes tratan de solucionar los "asuntos pendientes de su divorcio".

McCartney y Mills, que se conocieron en el 2000 y se casaron dos años más tarde, anunciaron en mayo del año pasado su separación y atribuyeron el fracaso de su relación a la intromisión de la prensa.

El cantante y la ex modelo, que son padres de una hija, Beatrice, de 3 años, contrataron cada uno a prestigiosos abogados para preparar el divorcio.

El ex Beatle está representado por Fiona Schackleton, que defendió en 1996 al príncipe Carlos, heredero al trono británico, en su divorcio de Diana de Gales, mientras que el letrado de lady Di, Anthony Julius, defiende ahora a Mills.

Según la prensa británica, McCartney, cuya fortuna personal asciende a más de 1.200 millones de euros (1.500 millones de dólares), podría llegar a pagarle a su mujer más de 170 millones de euros (más de 220 millones de dólares) en un acuerdo de divorcio.

Al parecer, la ex modelo ya rechazó hace tres semanas una oferta del músico de 37,5 millones de euros (unos 50 millones de dólares).

Entre tanto, Mills, que perdió una pierna en un accidente de motocicleta, se prepara para participar próximamente en el concurso estadounidense de baile televisado "Dancing with the stars".

La esposa de McCartney -declaró recientemente su portavoz- afronta el reto de la pista de baile como un "desafío" que "podría quitarle de la cabeza algunos de sus problemas".