No es una enfermedad exclusivamente femenina. Pero mientras la padecen 750.000 varones, son más de tres los millones de mujeres las que sufren esa debilidad del hueso. Ellas, protegidas hasta la menopausia, ven acelerada su perdida de masa ósea a partir de esa edad. La osteoporosis es una pérdida progresiva de hueso. El hueso se hace más poroso y por tanto mucho más frágil. La consecuencia es el riesgo de fracturas.

La pérdida de masa ósea puede ser lenta, por lo que no aparecen síntomas hasta que surge el accidente que indica que el proceso ya esta bastante avanzado. Por eso se llama “enfermedad silenciosa”. Solo unos datos para dar idea de su magnitud: un 15 por 100 de las mujeres sufrirá una fractura de cadera en algún momento de su vida. Otro quince por ciento de más de 50 años sufrirá fractura de muñeca.

Y casi la mitad de todas las mujeres desarrolla como mínimo una fractura de vértebra antes de los 80 años de edad. Se calcula que más de tres millones y medio de españoles sufren osteoporosis en mayor o menor grado. Pero claro, como la esperanza de vida va en aumento, es de suponer que la osteoporosis, al ser la edad un factor de riesgo, también aumente.

Del 30 al 50 por 100 de todas las mujeres que ya hayan pasado la menopausia y casi todas las personas de más de 75 años se verán afectadas por esta enfermedad. El proceso comienza alrededor de los 30 años. Pero la mayoría de los casos no tiene reflejo clínico y por tanto no se diagnostica hasta pasados los cincuenta, lo que retrasa la adopción de medidas preventivas.

RIESGOS. Esta enfermedad puede afectar a todas las personas mayores, ya que es una enfermedad edad-dependiente. Tienen más riesgo las mujeres en la etapa posmenopáusica, porque el déficit de estrógenos acelera el proceso. Puede calcularse que el 40 por 100 de las mujeres mayores de 50 años sufrirá alguna fractura por osteoporosis en algún momento de su vida. Nuestros huesos tienen una parte porosa o esponjosa y otra dura. En el hueso intervienen directamente dos tipos de célula. El osteoblasto, encargado de la reconstrucción y el osteoclasto que sería el malo de la película.

El osteoblasto va pacientemente reconstruyendo hueso. Pero cuando el osteoclasto actúa va vaciándolo. El osteoclasto destruye en un día lo que el osteoblasto tarda diez en construir. Al llegar la menopausia es como si la actividad del constructor disminuyera, como si el osteoblasto envejeciera dejando así el campo libre al osteoclasto. No se sabe muy bien por qué, pero la osteoporosis se produce precisamente por eso: el mecanismo de destrucción del hueso supera con creces al de la construcción. Y como consecuencia, la parte porosa del hueso se hace cada vez más esponjosa, más débil. Esta enfermedad hay que prevenirla aportando las dosis suficientes de calcio y de vitamina D. Pero la prevención es muy anterior a la aparición del proceso. Un aporte de calcio amplio antes de los 30 años da al hueso la reserva suficiente para cuando empiece a debilitarse.