Como el establecimiento se encuentra en la plaza principal de la ciudad, las autoridades pusieron algunas pegas ante los vistosos colores de su fachada, que reproducen los de la bandera de España, aunque al final accedieron, relató Rodríguez a Efe.

Checoslovaquia se convirtió a partir de 1948 en uno de los principales destinos de exiliados comunistas republicanos, por tratarse de una avanzadilla de la órbita soviética y por mantenerse fiel al legado estalinista, a diferencia de la Yugoslavia del mariscal Josip Broz Tito.

Además, tras la intermediación de las democracias populares (Polonia, Checoslovaquia, Hungría) en favor de los comunistas deportados por Francia a Córcega y Argelia tras la ilegalización del PCE en suelo galo en 1950, Praga también recibió su cupo de asilados políticos.

En diciembre de 1952, el recuento preciso de los exiliados comunistas españoles en República Checa arrojó un censo de 114 adultos.

Todos ellos se organizaron en dos colectivos, el de Praga y el de Usti nad Labem, al que pertenecía la familia de Joaquín.

La comunidad de republicanos españoles de Usti podía tener entre 70 y 80 personas. "Les ofrecieron antes de la muerte de Franco una (pensión de) jubilación", explicó Joaquín, por lo que muchos se acogieron a ella.

De instalador de aire acondicionado y sistemas de calefacción, Rodríguez comenzó, tras el retorno de la democracia a Checoslovaquia en 1989, a exportar cristal de Bohemia a Andalucía y luego a importar de España cítricos y hortalizas.

Años después, Joaquín hizo realidad el sueño de abrir en Usti un restaurante, "La casita de España", donde vende el sabor de su país, en un ambiente acogedor, con algún rincón taurino, y donde tampoco falta el "once" de Luis Aragonés, que ganó la última Eurocopa de fútbol.

"Hace ocho años que tengo el restaurante en propiedad. Pero, lo quiero vender por 10 millones de coronas (unos 400.000 euros). Es mucho trabajo", dice este emprendedor de 51 años mientras sirve unas tapas y la primera ronda de cerveza "cortada" marca Gambrinus.

"Con ese dinero me gustaría poner en marcha otro tipo de restaurante, algo más sofisticado, y venderlo una vez que esté en marcha", aseveró.

Ha mantenido la nacionalidad española, a pesar de que nació en esta localidad de los Sudetes checos, que hoy tiene censados 100.000 habitantes y que se distingue por su carácter eminentemente industrial y la exuberancia de sus bosques.

El padre de Joaquín pertenecía a una familia de agricultores de Toledo y se alistó con los "maquis" para dedicarse a operaciones de sabotaje contra la dictadura de Franco.

Una vez llegado a Usti, en enero de 1949, trabajó de soldador en centrales eléctricas y en Severocesky Tukovy Zavody (Setuza), importante empresa de jabones y aceites vegetales, mientras que la madre, la madrileña Enriqueta, llegó a la ciudad en septiembre de 1950.

"Actualmente, sólo quedan en Usti unos pocos españoles, como Rosita Quevedo, hija de un brigadista checo que se casó con la cordobesa María Quevedo, una mujer muy piadosa, que asistía siempre a misa", recuerda Joaquín.

También residen aquí dos hijos de José Soriano, mientras que las hijas de Ramiro Aguado y la toledana Angelines marcharon hace tiempo a la capital.

En Praga, viven todavía Pilar Aguado, que los viejos del lugar recuerdan como "la belleza de la colonia" y sus hermanas Angelines y Libertad.