Grupos de jóvenes han tomado al asalto varios supermercados de Grecia y, en una versión moderna de "Robin de los bosques", han repartido el botín entre los más necesitados como protesta por el encarecimiento de los alimentos.

En los últimos cuatro meses se han registrado ya cinco casos en las vecindades atenienses de Kolinaki, Exarjia, Neos Kosmos y Agios Pandeleímonas, y uno en esta semana en Ano Poli, el puerto septentrional de Salónica, la segunda ciudad de Grecia.

Los jóvenes encapuchados, que actúan en grupos de más de 50 personas, irrumpen en los supermercados sin armas y, según los testigos presenciales, piden "amablemente que no se asusten los clientes", antes de llenar los carritos con alimentos de primera necesidad y salir a la carrera.

Reparten después el aceite, la leche en conserva, el arroz y otros alimentos básicos entre los transeúntes de más edad. En otras dos ocasiones los distribuyeron en el mercado abierto contiguo entre las sorprendidas amas de casa.

RESPALDO POPULAR. "Hacen muy bien. Todo está muy caro y no nos alcanza el dinero", declaró una señora que se encontraba el jueves en el mercado y a quien los desconocidos regalaron algunos productos que acababan de robar.

Con la acción de esta semana en Salónica, el portal alternativo Indymedia Grecia se llenó de comentarios que respaldaban este tipo de actuaciones.

"Bravo. Ha sido muy positivo que repartan la comida entre los pobres", comentaba ayer uno de ellos. Y otro declaraba, "yo me encontraba en la feria y vi la forma positiva con que los recibían los vecinos".

En un par de ocasiones, incluyendo la de Salónica, los encapuchados, identificándose como miembros de "La Iniciativa contra la Carestía", se han retirado gritando consignas contra "la explotación del pueblo", y destacando en panfletos que "esto no es robo, es el fruto de nuestra explotación y nos pertenece".

El portavoz de la Confederación de Trabajadores de Grecia (GSEE), Stathis Anestis, explicó a Efe que el 14 por ciento de los trabajadores viven por debajo de la línea de la pobreza. En cifras absolutas aseguró que afectaba a casi una cuarta parte de los once millones de habitantes de Grecia.

"Tenemos además sólo la mitad del poder de compra del resto de nuestros socios europeos", indicó Anestis, agregando que el sueldo mínimo de 701 euros al mes (1.000 dólares) y la jubilación mínima de 468 euros (unos 668 dólares) empuja al pueblo a protestar en las calles.

Según los últimos datos publicados por la Fundación de Investigación Económica e Industrial griega (IOBE), el 80 por ciento de los griegos son pesimistas respecto al rumbo de la economía y esperan que siga aumentando el coste de la vida.

El Servicio de Estadísticas Nacional ha colocado la inflación en julio en el 4,9 por ciento del PIB, cifra que se ha repetido desde mayo y junio, debido al coste del crudo y de la comida.

"La dignidad es un derecho, no un logro", se leían en los panfletos arrojados por estos particulares "Robin Hood", en los que denunciaban "el mecanismo de consumo por parte de las multinacionales".

El ministro de Desarrollo griego, Jristos Folias, anunciará este fin de semana unas medidas para combatir la carestía, incluyendo multas y regulaciones para frenar los precios "inflados" de los productos de las multinacionales que llegan al comercio griego, superiores al resto de los países europeos.

Las medidas incluyen educar al consumidor para buscar los productos de mejor calidad y precio, así como sanciones fiscales y multas de hasta el 10 por ciento de la ganancia a las multinacionales que sobrecarguen los precios.

Los sindicalistas griegos exigen al Ejecutivo conservador que otorgue subvenciones adicionales contra la carestía para los ciudadanos con ingresos más bajos, como ayudas para la calefacción o para paliar la subida de la inflación.