El magistrado Frederick Speight, del tribunal de distrito de Perth, sentenció al esposo, de 31 años a tres años y dos meses de prisión por un delito de asalto, mientras su mujer, de 34, pasará dos años y ocho meses entre rejas por negligencia, informó la agencia local AAP.

Speight calificó además su comportamiento de "cruel e inhumano".

La pareja encadenó al pequeño a un minúsculo camastro tapado con una plancha de madera que el niño no podía mover, aseguró en el juicio el fiscal.

El prisionero recibió agua y algún alimento una o dos veces al día, y para llamar la atención de sus captores cuando necesitaba ir al baño, golpeaba un destornillador contra una sartén metálica.

Así, durante toda su infancia, la única luz natural que vieron los ojos del niño era la que penetraba por una pequeña rendija de la puerta del garaje.

Cuando fue hallado por la Policía en noviembre de 2007, pesaba únicamente doce kilos, apenas tenía fuerza en las articulaciones y presentaba numerosas magulladuras.

"Si la situación se hubiera prolongado durante más tiempo, con toda seguridad habría muerto", afirmó Speight al dar lectura al fallo.

La mujer, cuya identidad no se ha revelado, se convirtió en la madre de acogida del pequeño cuando los servicios sociales retiraron la custodia a su madre natural, aquejada de problemas mentales.

Comenzó a rechazar al niño porque no era suyo y le mantuvo separado de sus otros cinco hijos naturales, a los cuales no maltrató y ocultó los abusos contra su hermano adoptivo.