Los científicos, que publican hoy sus conclusiones en la revista "British Medical Journal", estudiaron el impacto que tiene el tabaco, el alcohol, la mala alimentación y la falta de actividad física en el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular.

El equipo investigó los hábitos de 20.040 ciudadanos de entre 40 y 79 años del condado inglés de Norfolk entre 1993 y 1997 a través de cuestionarios y de exámenes de salud llevados a cabo por enfermeros.

Los participantes podían puntuar de 0 a 4 en función de la existencia de ninguno, alguno o los cuatro siguientes hábitos: no fumar, ser físicamente activo, beber alcohol moderadamente y tener unos niveles de vitamina C que indiquen la ingesta diaria de, al menos, cinco piezas de fruta y verdura.

Los investigadores siguieron a los participantes durante 11 años y medio y reunieron información del número de ictus que se habían producido a partir de los certificados de hospitales y de defunción.

De los más de 20.000 individuos, 599 sufrieron un accidente cerebrovascular.

La incidencia del ictus crecía cuanta menor era la puntuación obtenida. Así, las personas con un marcador 0 tenían 2,3 veces mayor riesgo de padecerlo que las de marcador 4.

En las que puntuaron 1, el riesgo fue 2,18 veces mayor y en las que tenían 2 puntos, el riesgo fue 1,58 veces mayor.

Los investigadores esperan que estos resultados convenzan a individuos y autoridades de la necesidad de adquirir y potenciar un estilo de vida saludable, ya que pequeñas diferencias en los hábitos pueden tener un fuerte impacto en el riesgo de padecer un ictus.