Penedés, Rivera del Duero, Priorato, California, Chile y ahora La Rioja son los territorios donde Bodegas Torres cultiva viñas y vinifica con un probado bien hacer y una gestión empresarial que no deja de admirarnos.

El pasado lunes aterrizó en la Isla Albert Puig, quien tras la jubilación de José Grau le llegó la hora de hacerse con la dirección comercial de las Bodegas, para presentar la nueva aventura vitivinífera en La Rioja. Al fin ha podido ver la luz, tras salirse del verdoso cristal, el nuevo vino en el admirado restorán La Casita, donde se dieron cita los directivos de la firma bodeguera en Canarias y un nutrido grupo de compañeros de los medios a fin de arropar al viajero y catar un vino que regó un opíparo almuerzo. Bodegas Torres lanza, pues, su crianza Ibéricos: el primer vino que elabora en la DOC La Rioja.

La Rioja y Torres, dos nombres de referencia del panorama vitícola español e internacional, se han unido finalmente. Una aventura que se inició en 2005 cuando la familia de bodegueros, siguiendo con la estrategia de expansión en distintas D.O., decide invertir en La Rioja.

Y lo hace en la prestigiosa zona de la Rioja alavesa, donde adquiere una finca excepcional -cercana a la mítica localidad de Labastida- y construye una moderna y ecológica bodega. Se trata de un crianza elaborado sólo con Tempranillo: la variedad por excelencia de los tintos riojanos, para lo que selecciona las uvas a fin de alcanzar un caldo muy serio, que luego envejece en roble americano y francés durante 12 meses y 6 en cristal. El bautizo pretende evocar a la Península Ibérica y, en concreto, al imponente sistema montañoso que bordea la región; pero también se trata de un homenaje a los íberos, pueblo de enorme riqueza cultural, escritura propia, moneda y culto a diversos dioses entre los que se encontraba el Toro.

Y el pasado miércoles se presentaron a los medios unas jornadas de cocina conventual en el pequeño, rural, mimado restorán Oroval de la casa rural y escuela Casa de los Camellos, situada en el pinturero caso urbano de Agüimes, localidad de viejo arraigo clerical: el histórico Señorío, amén de famoso pan y excelente oliva. Su joven chef, Cristo Sánchez, del que ya podemos afirmar que sobrepasó el calificativo de promesa para consolidarse como un cocinero responsable, estudioso y perfeccionista, ha seleccionado una serie de especialidades cuyas recetas tienen origen en los conventos y monasterios: lugares en los que sabemos se ha practicado una fraternal culinaria plena de sabores, rotunda, elaborada con productos de la huerta y de los corrales más cercanos.