Mucho se ha hablado sobre los beneficios de la dieta mediterránea en la salud de la población, fundamentalmente en lo que respecta a los factores de riesgo cardiovascular; sin embargo, hasta ahora no se conocía su influencia como factor de prevención de la depresión.

Un estudio dirigido por la investigadora del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Almudena Sánchez-Villegas con la colaboración del catedrático de la ULPGC Luis Serra Majem y científicos de las universidades de Navarra, Jaén y Minessota, sobre la asociación entre los patrones de dieta y la incidencia de la depresión, concluye que la dieta mediterránea reduce entre un 40 y 50 % el riesgo de sufrir esta enfermedad.

"No sólo el patrón de la dieta mediterránea en su conjunto se asoció a esta reducción en la incidencia de la depresión, sino que se analizó cada grupo de alimentos integrante de este patrón, y se vio que disminuía el riesgo de depresión cuando se consumía una alta cantidad de legumbres, frutas y frutos secos y aceite de oliva", apuntó la científica de la ULPGC.

La investigación contó con la participación de un total de 10.044 graduados universitarios, con una edad media de 45 años. Arrancó en la Universidad de Navarra y se amplió a otros colectivos profesionales de diferentes comunidades autónomas. En el caso de Canarias participaron personal titulado universitario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, así como miembros de los colegios profesionales de abogados, médicos, veterinarios y farmacéuticos.

"Son participantes que no tienen depresión cuando se inicia el estudio; es decir, sujetos sanos a los que les hemos hecho un seguimiento de 4,5 años aproximadamente. En este periodo de tiempo se ha ido observando la incidencia de la depresión en los mismos, basándose en dos criterios: diagnósticos médicos o consumo de antidepresivos", apuntó la profesora Sánchez-Villegas.

Los sujetos en estudio fueron clasificados según su adhesión a un modelo de dieta mediterránea, y se vio que en aquellos que tenían una adhesión más alta a este patrón, en cualquiera de estos grupos profesionales, se observaban menos casos de depresión, entre un 40 y 50 % por debajo.

El patrón de alimentación estudiado se basó en el modelo de una investigadora griega, Antonia Trichopoulou, centrado en la obtención de una puntuación (del 1 al 9), según el consumo de ciertos alimentos.

Los alimentos que puntúan positivamente son las verduras, frutas y frutos secos, cereales, legumbres, pescado, alta ingesta de aceite de oliva (ácidos grasos monoinsaturados) y un consumo moderado de alcohol (1 vaso de vino al día), mientras que una alta ingesta de carne y de productos lácteos enteros puntúa de forma negativa.

"Había sujetos que tenían una adhesión muy alta a la dieta mediterránea, otros intermedia y el resto una adhesión muy baja. Fue en este último grupo donde se vio que la incidencia de depresión era mayor; mientras que en el primero era donde menos casos se daban", subrayó Almudena Sánchez.

No obstante, la investigadora hizo hincapié en que, al ser la primera vez que se analiza esta hipótesis, es necesario continuar con dicha línea de estudio. "Los resultados hay que tomarlos con cautela y corroborarlos con nuevos estudios. El proyecto sobre la depresión ya ha terminado pero ahora tenemos nueva financiación por parte del Instituto de Salud Carlos III, para continuar tanto en esta línea como en el estudio de la relación entre la dieta y la calidad de vida, en los próximos tres años, entre 2009 y 2011", anunció la investigadora de la ULPGC.