Mario no es un personaje muy serio que digamos, prefiero la parte menos seria de la vida. Yo tiendo a ser demasiado serio, ojalá fuera más como él". Shigeru Miyamoto, diseñador y productor de videojuegos para la compañía Nintendo y creador del fontanero más rentable del ocio digital, responde a un bloguero en internet. El entrevistador no oculta su curiosidad sobre cómo, en un mundo subyugado por el culto a la estética, un italiano de profesión desatascador, gordo, bajito, no muy bien parecido, con un fondo de armario bastante limitado y adicto a las setas, pueda levantar tantas pasiones.

El bueno de Mario y su sempiterno mostacho tendrían ahora 29 añitos y probablemente, si fuera posible, el personaje esbozaría una sonrisa al ser preguntado sobre las horas extra en el trabajo: desde sus primeras incursiones a principios de 1980 (en los primeros arcades el héroe del mono azul se hacía llamar Jumpman), y posteriormente en Super Mario Bros (NES, 1985), allá cuando nadie le tosía a los 8 bits, ha sido protagonista en más de cien títulos regados por todas las plataformas de la compañía nipona (arcades, NES, Game Boy, Super Nintendo, Nintendo 64, Game Cube y Wii), vendiendo la escalofriante cifra de 230 millones de copias en todo el mundo. Además, ostenta el primer puesto en el ranking de personajes populares de videojuegos, por delante de celebridades como Lara Croft, Sonic y el mismísimo Pac Man, y las bandas sonoras de sus aventuras son las más reconocidas por parte de los consumidores a lo largo y ancho del planeta.

Como en todo fenómeno, se da siempre un esplendor y un ocaso, y Mario se encuentra justo en el punto medio de ambas cosas. Miyamoto, que además del padre de la criatura es uno de los grandes gurús del ocio multimedia (fue nominado a Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades en 2010), demuestra cierta preocupación sobre el desgaste mercadotécnico del icono, convertido en franquicia hace más de dos décadas. "Hay un montón de juegos en los que encaja muy bien. Sin embargo, si aparece en demasiados títulos perderá su singularidad, y por eso queremos ser muy estrictos en las próximas apariciones de Mario".

El programador japonés, un visionario absoluto del sector de las consolas, hacía estas declaraciones precisamente días antes del lanzamiento de una nueva entrega de la saga, Super Mario Galaxy 2, que vio la luz este viernes para Wii.

Que Miyamoto pronuncie estas palabras después de más de cien títulos, millones de artículos de merchandising, series de televisión y hasta una película (con Dennis Hopper, en paz descanse, haciendo de Bowser), no deja de resultar paradójico. De hecho, no habría que tomarlas demasiado en serio. La omnipresencia del fontanero es, desde hace bastantes años, algo habitual y fundamental para mantener la salud de la industria.