La figura del eterno repetidor tiene sus días contados en el nuevo modelo al que se han sumado todas las universidades europeas en torno a un único patrón: el Plan Bolonia. La reforma no sólo ha supuesto un cambio en la metodología, sino que ha dado la oportunidad a los gobiernos de sacar las cuentas en torno al gasto por alumno y mejorar la ratio calidad/precio, y los resultados son preocupantes: el fracaso universitario en España cuesta del orden de 3.300 millones de euros al año.

Ante estas cifras, los consejos sociales de las universidades han asumido el reto de elaborar un nuevo reglamento de permanencia del alumno en la universidad no sólo con el objetivo de abaratar costes -abandonar los estudios superiores o repetir curso supone un coste para el Estado de 7.000 euros por alumno-, sino de incrementar la calidad académica y optimizar la competitividad de las universidades españolas.

El Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ya ha iniciado la elaboración del nuevo reglamento de permanencia del alumnado, que se prevé que entre en vigor el curso 2011/2012, aunque no tendrá carácter retroactivo, se aplicará únicamente a los matriculados en grado y máster a partir de ese año.

"Hasta ahora al alumno sólo se le exigía matricularse del primer curso en su totalidad y, a partir de ahí, sólo con aprobar una asignatura ya podía continuar los estudios y matricularse en los cursos que quisiera, contando con seis convocatorias para cada asignatura, más la denominada de gracia. Ahora se ponen límites y, sobre todo, se obliga a limpiar los cursos inferiores", afirmó Jesús León, vicepresidente del Consejo Social de la ULPGC y presidente del Observatorio del Espacio Europeo de Educación Superior.

León destacó que con estos cambios lo que se pretende es aplicar nuevos parámetros de calidad: "Por un lado, que el alumno se vaya formando adecuadamente y, en segundo lugar, que se eliminen las disfunciones internas de la universidad".

Partiendo de estas premisas, una de las claves será la de impedir al alumno avanzar en la carrera con asignaturas pendientes de, al menos, dos cursos inferiores, porque se establece la obligatoriedad de ir superando un porcentaje de asignaturas año a año, de forma que en tercero no podrá tener ninguna materia pendiente de primero o, en cuarto, de segundo.

"Hasta ahora, el alumno se matriculaba en lo que le daba la gana, eso impedía una ordenación razonable de la Universidad, porque había desajustes entre grupos muy grandes o muy pequeños", afirma León, destacando que se establecerán unos límites inferiores y superiores de matriculación.

En el nuevo reglamento de permanencia, en el que se mantienen las seis convocatorias por materia, el estudiante deberá matricularse del curso completo, cuantificado en 60 créditos, y sólo en aquellos casos en los que se demuestre la excepcionalidad del alumno, se le permitirá hasta 78 créditos. "Por el contrario, también vamos a establecer un límite inferior para aquellos estudiantes que tengan dificultades justificadas que les impidan avanzar al mismo nivel que la mayoría, como podría ser una discapacidad. En este caso tienen la posibilidad de matricularse de 48 créditos, aproximadamente, porque esto es un borrador y los valores pueden cambiar ligeramente".

Aunque el reglamento no lo recoge explícitamente, otro de los cambios encaminados a penalizar al alumno repetidor que ya se ha puesto en marcha este año es el de las tasas, dado que el coste de las segundas matrículas crecerá un 50 % y la subida de terceras y sucesivas matrículas será del 100 % en todas las universidades españolas.