Los fármacos anticoagulantes orales, muy relevantes en el tratamiento y control de los pacientes con problemas coronarios, tienen en el Sintrom a uno de sus últimos paradigmas.

Sin embargo, en los próximos meses el reinado de este medicamento dejará paso a otra novedad: los anticoagulantes orales más estables. Es decir, con mayor eficacia, con menos riesgo de efectos adversos y sin precisar los obligados controles y seguimiento del médico a los pacientes que se tratan con este fármaco.

"Es un salto cualitativo muy importante", afirma Juan Díaz Cremades, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.

De forma que el Sintrom, que ha venido empleándose en los últimos 50 años, será reemplazado por otros como dabigatrán, rivaroxaban y apixaban en aquellos pacientes a los que se recomiende el cambio.

Pero la virtud podría convertirse en defecto. El hematólogo explica, en este sentido, que la pérdida del contacto obligado entre médico y paciente ahora impuesta por las características del Sintrom podría influir en algunos casos en la correcta adhesión al tratamiento.

Y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cincuenta por ciento de los pacientes que toman medicación para una dolencia crónica, entre ellos los que tienen como terapia los fármacos anticoagulantes, abandona su correcta administración por diferentes causas.

En el caso de los enfermos mayores de 65 años, por olvido, por estar polimedicado ("es muy difícil controlar cuando se toman cada día 16 pastillas, por ejemplo") o por no haber asumido la importancia del tratamiento.

"Y este es un asunto muy serio", señala Díaz Cremades, porque los anticoagulantes orales se emplean para mantener a raya enfermedades que pueden tener repercusiones graves en la salud del paciente.

La no adhesión al trata-miento es más flagrante si la posología del fármaco de que se trate indica que haya que ingerirlo varias veces al día. "La gente, joven o mayor, pasa más de tomárselo".

En la cierta revolución que supondrá en el tratamiento y prevención de la enfermedad cardiovascular el relevo del Sintrom, en los casos que así esté indicado para el paciente, no parece haberse tenido muy en cuenta esa cuestión de la no adhesión a los tratamientos que afecta a la mitad de la población mundial.

"Los nuevos anticoagulantes orales son muy importantes porque son muy estables y van a evitar que el paciente tenga que estar controlado constantemente".

Y este cambio va a repercutir en un uno por ciento de la población. "Son 400.000 personas en España y unas 12.000 las que toman en Canarias el Sintrom", señala el especialista que señala como su única reticencia al cambio el efecto que pueda tener en el vínculo entre el médico y el paciente. "Pretendemos desde el Servicio de Hematología la colaboración con el resto de los médicos que lo prescriben para aprovechar las infraestructuras que tenemos y mantener ese vínculo. No será necesario el mismo control que con el Sintrom pero es de interés para el paciente que regularmente sea chequeado su tratamiento. En caso contrario, la virtud de los nuevos fármacos puede convertirse en un defecto".