El aprendizaje del morir, del saber morir y concluir la vida con la misma libertad con la que se ha completado el trayecto vital, pasa "inexcusablemente" por incluir la posibilidad de la elección de la eutanasia, según el doctor en Antropología Alfonso García.

El profesor de la Universidad de La Laguna, que participó ayer como ponente en el Congreso Internacional Encuentro entre Ciencia y Meditación que se celebra en la capital grancanaria, explicó sus tesis sobre el aprendizaje, la enseñanza y el acompañamiento en la vida y en la muerte; acerca de la necesidad de su aprendizaje en los programas educativos; y cómo aproximarse al entendimiento del duelo.

"El gran debate sobre cómo nos gustaría que fuera nuestro morir es un debate que inexcusablemente lleva a entender, a aceptar, que hay una sociedad en la que la eutanasia debe estar", afirmó ayer el antropólogo. "Que haya eutanasia en nuestro país no quiere decir que todo el mundo se vaya a quitar la vida. Y, además, no habría indefensión en los profesionales que están de acuerdo con ella".

En opinión de este especialista, presidente de la Asociación Española e Internacional de Tanatología, "nuestra sociedad todavía no considera que la persona es dueña de poder decidir si quiere o no quiere quitarse la vida. Habrá personas que sí, y personas que no, pero es un debate abierto. Se ha dicho que ya se abordará pero es una asignatura pendiente".

La decisión de acabar con la vida para evitar el dolor o no ser una carga por falta de autonomía personal no tiene una relación directa, en opinión de Alfonso García. "Y es por que quitarse la vida ahora es no ser normal. Ya una persona no es dueña de su vida; es alguien que tiene un problema psicológico y psiquiátrico que hay que tratar. Y todo el mundo acepta que es así".

Pero el buen morir es algo que también se enseña. "Hay mucho que aprender. Igual que te informan cuando te van a hacer una mastectomía del procedimiento quirúrgico al detalle, cuando alguien está muriéndose no le informan de cómo es morirse ni de lo que hay que hacer, ni de qué es normal y anormal en la situación, ni cómo comportarse. Eso se deja al sentido común".

Y para ello nada mejor que iniciar el aprendizaje de forma temprana en los centros educativos. "Se trata de que incorporemos al currículo el entendimiento y los significados que entraña el que moriremos, que eso es una certeza".

La incorporación a los programas educativos puede hacerse mediante una asignatura aunque Alfonso García defiende que el sistema sea la transversalidad. "Hay muchas fórmulas", explica. "A veces se crean materias, a veces un proyecto específico o la transversalidad".

En España, o en la comunidad autónoma de Canarias, el aprendizaje del saber morir no está, ni mucho menos generalizado. "Sí hay proyectos particulares de intervención en la escuela con grupos específicos para afrontar cuando muere un profesor o un alumno".

Pero la experiencia del antropólogo, señala que "la gente sigue teniendo mucho miedo. Llegas a un colegio para ofrecer una conferencia sobre el duelo y lo normal es que te digan que no. Es como si se les acercara".