Son las nueve de la mañana y Dolores Franco pregunta a sus alumnos de 1º B del colegio público Las Canteras, en la capital grancanaria, si el cocodrilo es un animal carnívoro o herbívoro. Pero lo hace en inglés: "Is the crocodile a carnivore or herbivore?", cuestiona ayudándose con gestos. Los niños responden a su mejor entender y van rellenando la ficha de la clase del día mientras aparentan la mayor naturalidad del mundo escuchando a la profesora hablar con buen acento anglosajón.

Esto ocurre una vez a la semana de entre las cuatro horas de la asignatura Conocimiento del medio que hay asignadas al primer curso de Educación Primaria.

El colegio capitalino, que este curso se ha incorporado a las clases bilingües con dos grupos de alumnos, es un ejemplo de cómo se va extendiendo la enseñanza de algunas materias del currículo en Primaria y Secundaria en español e inglés.

Las Canteras es uno de los 407 centros que en Canarias tienen este curso sección bilingüe, una oferta educativa que empezó a implantarse hace ahora seis años.

"Se ha elegido esta asignatura para arrancar la enseñanza bilingüe", explica Dolores Franco, "porque es una materia simple, asequible para los niños y, al mismo tiempo, muy fácil de explicar".

El colegio tiene proyecto y, voluntad, mucha voluntad de los dos profesores de inglés con que cuenta el claustro, para dedicarse a esta tarea. Aún esperan por los murales de la asignatura que empapelan buena parte de las paredes del aula en su versión inglesa. Los de español son los únicos que pueden mirar los niños por ahora.

"Esto no es un colegio bilingüe estrictamente, como uno privado en el que las treinta horas semanales se imparten en inglés. Aquí damos dos horas a la semana del idioma y otra de bilingüe. Eso no capacita a los niños para poder oír una clase completamente en inglés. Pero el curso que viene habrá más palabras. Es una forma de enseñanza más gradual", explica la profesora.

Pese a la escasez de recursos, incluidos los de más profesorado, el efecto de este incipiente bilingüismo es muy positivo. "Aunque el niño no parezca que esté aprendiendo, lo está haciendo. A esta edad son una esponja y la información que reciben es acumulativa".

Pero con esto no es suficiente. "Si quieren fomentar una sociedad bilingüe que promuevan el bilingüismo. Las clases no son la panacea porque, aprendiendo todo lo que tengan que aprender, los alumnos sólo alcanzarán a ser medio bilingües. Por ejemplo, tendrían que emitirse más programas en televisión en inglés con subtítulos, ya que este medio es masivo y muy seguido por los niños".

En otro punto de la ciudad, después de la media hora de recreo, Juana Teresa Domínguez comienza su clase con un grupo de primero de Educación Secundaria del instituto El Rincón, en el barrio de Guanarteme.

Domínguez es la coordinadora de la sección de bilingüe del instituto, que oferta este tipo de enseñanza desde hace cinco años. Esta hora de clase la dedican a preguntar dudas para el examen fijado al día siguiente.

La evolución del alumnado es evidente. "No hace falta esperar años para darse cuenta de lo positivo que es para los chicos. Es milagroso ver cómo superan las dificultades. A principio de curso se angustiaron y algunos casi lloraban porque no entendían nada".

La enseñanza bilingüe se imparte a un grupo de cada curso, de primero a cuarto de ESO. "Los profesores tenemos que echar muchas horas para esto".