Dicen que la vida útil de una bolsa de plástico no va más allá de los 12 minutos, sin embargo su producción y distribución consume mucho petróleo, agua y energía y emite unos cuatro gramos de CO2. Si a esto le añadimos que tardan siglos en descomponerse y que tan sólo el 10% de ellas acaba en los contenedores amarillos para su reciclaje, el resto en los vertederos y, lo que es peor, en el mar, la respuesta es clara: hay que desterrarlas de la vida cotidiana.

En esto existe consenso entre todas las partes implicadas, ecologistas, instituciones públicas, comerciantes, fabricantes y una gran parte de los consumidores. El problema está en los plazos, ya que para unos debería ser inmediato y para otros de forma paulatina, y en las formas.

En este sentido Ecologistas en Acción recuerda que, en 2007, el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) ya establecía que el consumo de las bolsas de plástico de un solo uso debía reducirse en un 50% para 2010.

Este objetivo no sólo no se ha ocurrido, sino que se ha desplazado el 2012, tal y como recoge el acuerdo de colaboración firmado el pasado 28 de febrero por la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, la Asociación de Supermercados de las Islas Canarias (Asuican) y la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas).

Según destacó Alonso Fernández, secretario general de Asuican, dicho pacto se sustenta en tres patas: la reducción de entrega de la bolsa de un solo uso; la información y formación al consumidor del uso de la bolsa desde el respeto al medio ambiente; y una mayor implantación de contenedores de recogida selectiva.

"El plazo es eliminar el 50% de las bolsas de un solo uso antes de final de 2012. No se puede adelantar más porque aún se está determinando qué medidas son las más idóneas, y qué tipo de bolsas reciclables, porque nos estamos encontrado que respecto a las bolsas biodegradables, si compras cantidades de ellas, en algunos casos cuando llegas al almacén para reponer ya están estropeadas; o con el hecho de que las bolsas de fécula de papas, al igual que ocurre con los biocombustibles y cereales, está provocando que haya escasez de producción o problemas con la comercialización de estos productos derivados", apuntó Fernández, haciendo hincapié en que cualquier medida, sin la colaboración de los ciudadanos, sería un fracaso.

"A través del pacto vamos a emprender más campañas de sensibilización al consumidor. Nosotros podemos eliminar muchas de las bolsas, pero si al final el consumidor la tira en el campo o en la playa... Por lo que estamos viendo, hay una gran respuesta por parte de los clientes, muchos están concienciados, pero hay que incidir más en esta cuestión", indicó.

En nuestro país, las principales empresas de distribución han empezado a adoptar materiales más ecológicos, como la rafia, tela o el almidón de la papa porque de la fécula de 15 papas se obtienen hasta 100 bolsas 100% biodegradables, compostables y libres de CO2.

Una de las demandas por parte de los consumidores, en este sentido, es que las bolsas que se venden, ya sean de rafia, tela..., sean neutras, es decir, que no lleven ningún logotipo de los establecimientos. "A priori no tiene ningún sentido, hoy por hoy, cuando vas a un establecimiento y te llevas una bolsa de plástico suele tener la información del lugar donde la has comprado, en este caso es lo mismo", indicó el secretario de Asuican, Alonso Fernández.

Para Ecologistas en acción, los plazos son muy amplios, "hay países como Irlanda que la han eliminado directamente o las cobra, y eso ha reducido hasta un 95% su uso. Aquí hay que hacer lo mismo, porque es como seguir alargando algo que ya es un problema. Nosotros apoyamos cualquier acción que se haga para reducir su consumo, pero para no alargar el problema deberían dejar de distribuirse ya de forma gratuita", apuntó Esther Fresno, miembro de Ben Magec-Ecologistas en Acción.

Los ecologistas han echado cuentas y aseguran que si una de cada cinco personas ahorrara cinco bolsas a la semana se dejarían de consumir 322.000 millones de bolsas al año.

Los medios se están poniendo, y la pelota está en el tejado de los consumidores. De la concienciación ciudadana depende que alcancemos los objetivos del Ministerio de Medio Ambiente para 2015: que el 70% de las bolsas sean biodegradables.