Destinar recursos y esfuerzos a apoyar, estimular y reforzar al alumnado con mejor expediente académico durante su aprendizaje en el Bachillerato, con un centro específico y profesorado también escogido, ha abierto la polémica en el sector educativo.

La reciente propuesta anunciada en la comunidad de Madrid de que el próximo curso un instituto de la región impartirá un bachillerato de excelencia, destinado a los estudiantes que hayan obtenido las mejores notas en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), está en el origen de la controversia.

A un lado, sindicatos docentes, organizaciones de padres y madres de alumnos, cierto profesorado y hasta el propio Ministerio de Educación en el grupo de los detractores que rechazan abiertamente la propuesta.

Al otro, representantes del mundo de la universidad y la empresa y otros profesores que se manifiestan abiertamente a favor de una medida que, entienden, estimulará y mejorará la calidad de los estudiantes que, gracias a su talento, su esfuerzo o la mezcla de ambos, lideran las aulas en los institutos.

"Soy partidario de que se debe estimular a la élite del alumnado", afirma Lothar Siemens, presidente del Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y, también empresario.

A su juicio, "el hecho de que se potencie, a título voluntario, que los alumnos con mejores notas puedan recibir una enseñanza que refuerce su calidad, es una buena iniciativa. Hay que avanzar y entre más se amplía la oferta educativa, mejor".

Sin embargo, el catedrático de Física Nuclear de la ULPGC, Lorenzo Doreste, no lo tiene tan claro. "En primer lugar, hay que atender la formación integral del ser humano. Y, según mi experiencia, la brillantez y el talento son muy relativos: están los que son muy buenos en música, por ejemplo, y los que son muy malos con las notas pero tienen excelencia en las matemáticas. Es muy difícil decir quiénes están en la élite".

La diversidad y su atención en condiciones de igualdad y equidad dentro del sistema educativo son los conceptos que manejan los sindicatos docentes y las asociaciones de padres.

Para Fernando Pellicer del STEC, "en ningún caso la atención a la diversidad tiene que hacerse con políticas segregadoras, contra la legislación".

Con todo, señala que "sí es necesario atender a los alumnos con mayor capacidad, y a los que tienen más dificultades de aprendizaje. Pero ni en uno ni en otro caso la segregación da resultados", según el docente.

En el aspecto legal insiste Alicia Reyes, presidenta de la Federación de Apas Galdós. "Esta propuesta no tiene encaje legal en nuestro sistema educativo. Contraviene la LOE, sus principios básicos de calidad para todo el alumnado, y de equidad y no discriminación". Además, recuerda que el Bachillerato "supone ya, de por sí, un cierto filtro porque está formado por alumnos que optan por estas enseñanzas para seguir un itinerario a la univesidad".

La tesis de la segregación también la comparte Bernardo Huerga, del sindicato Anpe. "Crear guetos es aislar a determinados alumnos. E informes como el PISA concluyen que el alumnado de altas capacidades no suele estar bien atendido en los sistemas educativos. Pero esta no es la mejor manera".