Los primates, perros y gatos tienen sus días contados en los laboratorios. En su lugar aparecen los peces y organismos inferiores en la escala evolutiva como es el caso de la pulga de mar, que, a pesar de su corto tamaño, comienza a reinar en la investigación de enfermedades relacionadas, por ejemplo, con los tejidos nerviosos.

Esta son algunas de las pautas que marca la legislación europea sobre experimentación animal, que entrará en vigor en 2012, dada a conocer en las I Jornadas Canarias de Armonización en Comités Éticos de Experimentación Animal, celebradas ayer y hoy en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

Ponente y codirector de las jornadas, el doctor Manuel Zumbado, responsable en Salud y Bienestar Animal del Bioterio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Las Palmas, informó sobre las claves de la nueva norma, basada en la denominada estrategia de las tres erres: Reducción (usar el mínimo número de animales posibles), Refinamiento (con técnicas menos invasivas para mitigar el sufrimiento) y Reemplazo (buscar alternativas a los animales).

"La clave es encontrar otros organismos vivos con menor capacidad de sufrimiento, como por ejemplo reemplazar un ratón por una pulga de agua. Seguiremos viendo roedores, pero el gran boom girará especialmente en torno a los peces, que tienen un desarrollo orgánico muy válido para la investigación".

Otra de las aportaciones de la normativa europea es la introducción de los cefalópodos como animales de experimentación, cuyo sistema nervioso es avanzado e idóneo para estudios de patologías como el Alzheimer.

Pero si las restricciones son importantes en salud, en cosmética son demoledoras. A partir de 2013 no se podrá experimentar con animales, y éstos se sustituirán por métodos alternativos ya creados, como es el caso de la piel artificial.