Lours Jaimy tiene un año de edad pero el desarrollo de una niña de cuatro meses debido a la feroz desnutrición que ha padecido en su corta vida. Su historia pone rostro al gran esfuerzo realizado en Haití por un equipo de sanitarios de Gran Canaria, liderado por el médico de familia Miguel Florido.

A principio de este mes, Florido inició la expedición de cooperación Canarias- Haití junto con el médico de familia Javier Santana Quílez, para ejercer labores de asistencia médica y prevención y promoción de la salud en diferentes campos de refugiados de Haití, al abrigo de la ONG Mensajeros de la Paz. Junto con ellos viajaron los enfermeros Rubens Oliva, Olivia Quevedo, Esther González, Elena Martín-Darve y la voluntaria Virginia Manchado.

En el campo de refugiados de Fond Parisien se encontraron con Lours Jaimy, cuya madre se había ido a República Dominicana y estaba al cargo de una tía adolescente que no conseguía sacarla adelante. "Cuando encontramos a Lours Jaimy no paraba de llorar, eso sí, sin lágrimas", explicó el doctor Florido, "y tras dos horas de rehidratación con suero brotaron sus dos primeras gotas de los ojos".

Los profesionales canarios le trataron varias infecciones y la alimentaron con leches especiales que llevaron desde España, y a los pocos días comenzaron a ver una evolución favorable. "Actualmente estamos haciendo trámites para trasladarla a España y supervisar su mejoría", indicó el médico grancanario.

Devolverle las lágrimas a un bebé de un año es una analogía de la labor que realiza esta expedición, al amparo de Mensajeros de La Paz, en Haití y que comenzó en enero de 2010, tras el terremoto que asoló al país.

En aquel momento, Miguel Florido viajó al país de las Antillas para atender a los damnificados. En junio de ese año regresó para montar un consultorio médico en el campo de refugiados de Mensajeros de La Paz en Puerto Príncipe, capital de Haití.

Ahora han vuelto gracias al apoyo del Colegio de Médicos de Las Palmas que, a través de su Bolsa de Médicos Cooperantes, brinda el apoyo a iniciativas de sus colegiados, como la liderada este mes por Florido. En total atendieron a 1.100 pacientes, la mayoría niños (parasitosis, diarreas, malnutrición, heridas infectadas, síndromes febriles, tuberculosis, VIH por contagio intraplacentario), y ancianos (hipertensión arterial, malaria, tuberculosis, VIH, gastritis crónica...) "Ha sido un honor y una satisfacción haber podido llegar a 1.100 pacientes en estos días con mi equipo, que ha demostrado una gran profesionalidad y valía". Una valía que se resume en dos lágrimas, tan valiosas como el océano que nos separa.