Con estas palabras se dirigió Deyan Valentinov Deyanov el búlgaro que el pasado día 13 decapitó a una mujer de nacionalidad británica en Los Cristianos, a la madre de su hija Milanova Elena, de 28 años, que relató: "Cuando el bebé tenía dos semanas de edad, tomó un cuchillo y le dijo: 'Tú eliges: mueres tú o el bebé'. Deyan estaba loco, es un hombre inteligente, pero estaba volcado en el mundo de las drogas". Ella se separó a los seis meses porque no soportaba su adicción a la droga.

A medida que pasan los días se van conociendo nuevos detalles de dónde pasó Deyan Valentinov Deyanov los últimos años. Fue en Gran Bretaña donde acudió a visitar a unos familiares y fue admitido en el Ablett Gland Clwyd Hospital, concretamente en la Unidad Psiquiátrica en el norte de Gales, donde recibió el alta en octubre del pasado año. Mientras residió en el Reino Unido mantuvo dos relaciones sentimentales y sus exnovias han hablado de que habían temido por su vida, al igual que Fermín Suárez, el vigilante al que agredió con un piedra en el rostro y le hizo perder tres piezas dentales, y por los cuales recibió catorce puntos de sutura.

Una de las exnovias de Deyan Valentinov Deyanov, de 22 años, Rachel Sharpe, natural de Canterbury, señaló : "Una vez me dijo que quería matar a alguien para saber lo que se sentía, quería cortar a alguien". Su antigua compañera sentimental agregó: "Él pensó que era el Mesías. Entonces, le dije que no era Dios y se puso tan enojado que pensé que me iba a matar a mí".

El diputado laborista británico Steve MacCabe, a raíz de la decapitación de Jennifer Mills-Westley, de 60 años, natural del Reino Unido, por parte del búlgaro Deyan Valentinov Deyanov, el macabro suceso que sacudió la localidad tinerfeña de Los Cristianos, en una entrevista con el diario The Sun se mostraba perplejo al señalar que: "No debe ser una investigación urgente el encontrar a alguien que está recibiendo atención psiquiátrica y puede ser puesto en libertad, viajar al extranjero y lleva a cabo ese delito".

Vida de lujo

El decapitador se ha revelado como un hombre obsesionado con la película Depredador, incluso llegó a tatuarse elementos simbólicos en uno de sus antebrazos. "Él hablaba maravillas de la película y decía a sus amigos que había disfrutado de la forma en que los alienígenas decapitaban a sus presas", señaló uno de sus amigos. Estos lo han descrito como una persona inteligente y brillante durante su etapa colegial, donde se mantuvo alejado del mundo de las drogas. Su amigo de la infancia, Nikolay Lambajiev recordó que: "Su familia lo tenía todo. Eran dueños de dos grandes apartamentos y tenían varios coches de marcas extranjeras muy costosos. Él vivió una vida de lujo y tenía casi todo lo que pidió".

Otra de sus exnovias, Dessislava Kosseva manifestó que el negocio de su padre se derrumbó a finales de los años noventa. "La familia perdió las dos casas y los progenitores acabaron por divorciarse. En ese momento, Deyanov empezó a manifestar problemas, abandonó los estudios y comenzó a fumar cannabis", dijo Kosseva, de 27 años. A pesar de estos avatares, Deyanov llegó a trabajar como agente de la propiedad.

Lambajiev por su parte matizó: "Él lo estaba haciendo bien, hasta que comenzó a tomar cocaína y heroína en 2006, después de conocer a un nuevo amigo. Fue esta persona la que recomendó a Deyanov que viajase al extranjero. Primero trabajó para una empresa de catering en Chipre y en 2007 recala por primera vez en Tenerife". Una vez llegó a la Isla estuvo repartiendo folletos anunciando apartamentos a tiempo compartido y para ello alquiló un piso en Los Cristianos.

A raíz de las redadas policiales contra las mafias del time-sharing, y donde Deyan Valentinov trabajaba en primera línea de playa, donde abordaba a turistas en restaurantes y bares, perdió la que era su única entrada dineraria y acabó por trasladar su residencia a un chalé semiabandonado en condiciones miserables.

Los amigos de Deyan apuntaban a que éste siempre estuvo fascinado por el culto a una religión que se practica en la Dacia, el bogolismo. Los orígenes se remontan al siglo X en la región de la Tracia y el culto a la misma se basa en una interpretación distinta respecto a la procedencia del mal: el mal no procede de Dios, sino del demonio, creador también de este mundo imperfecto.

El diablo, según su doctrina sería vencido por Dios y en la Tierra reinaría un Paraíso. Negaban el nacimiento divino de Cristo, la coexistencia personal del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Trinidad y la validez de los Sacramentos y ceremonias. Sus conocidos señalaron que siempre se sintió fascinado por el demonio.