- ¿Cómo se explica este repunte de sarampión en las Islas Canarias?

- Porque en países de nuestro mismo contexto socioeconómico ha habido una bajada importante de las coberturas de la vacuna triple vírica.

- ¿A qué obedece?

- A varios motivos. Uno de ellos es que apareció publicado en The Lancet un artículo que se ha demostrado que era falso, con datos falseados que asociaba el autismo con la triple vírica. Posteriormente, la revista médica publicó un editorial lamentando haber publicado ese artículo, pero sin embargo hizo mucho daño, porque motivó que se bajara la cobertura de esa vacuna en Reino Unido y otros países de Europa, donde las bolsas de personas susceptibles de contraer la enfermedad es muy amplia porque han dejado de vacunar a muchos niños. A esto se le suma el hecho de que hay sectores de población marginales que hacen vida trashumante, que no tienen cultura de acceso a la vacuna y facilita que haya mayor circulación del virus.

- ¿Se pueden asociar los movimientos migratorios a la circulación del virus?

- No, es absolutamente injusto y lamentable que se asocie el resurgir de esta patología a los movimientos inmigratorios que vienen a nuestras costas escapando de la hambruna, entre otras cosas porque ellos ya han pasado el sarampión. Ahí no está el problema. Lo lamentable es que por una bajada de cobertura con una vacuna que es perfectamente eficaz, ahora estemos otra vez con un pequeño repunte, afortunadamente no muy extenso, pero que pone en peligro la erradicación de una patología prácticamente controlada.

- ¿Qué diría a aquellos que no quieren vacunar a sus hijos por motivos ideológicos?

- ¿Qué ideología puede ir contra el desarrollo científico? Las vacunas han logrado multiplicar por muchos números la esperanza de vida en los países desarrollados. Defender argumentos ideológicos para ir contra las vacunas es situarnos en un contexto de absoluto esoterismo.

- Dicen que los mayores venenos están en la naturaleza, ¿cómo convencer a los escépticos de que la química no es el enemigo?

- Les diría que cierren los ojos y miren lo que ocurría hace 50 años, de qué se enfermaban y morían en aquel entonces, qué es lo que pasaba con las enfermedades prevenibles con vacunas como la polio, el sarampión... y después abran los ojos, vuelvan al presente y miren de qué enfermamos y morimos ahora, y a ver si luego son capaces de cuestionar el impacto que han tenido las vacunas en las estrategias de salud de la población.