Muertos de frío, con algún grado bajo cero, pero encantados de la vida. Así estaban ayer las 15 personas del Instituto Astrofísico de Canarias que se aventuraron a la falda del Teide, en Tenerife, para disfrutar del hermoso espectáculo que es siempre un eclipse de Luna. Pero no estuvieron solos. Miles de personas siguieron la retransmisión on line del fenómeno, que también fascinó al medio centenar de aficionados de la Agrupación Astronómica de Gran Canaria (AAGC) que se plantaron en la playa del Burrero para apreciar la belleza de Selene vestida de naranja.

En el Pico del Teide, tres cámaras vigilaban la operación. Una de ellas conectaba con un telescopio que ofrecía imágenes detalladas de la Luna en tiempo real. Otra, mostraba el horizonte y la tercera estaba enfocada a los investigadores. En Facebook no paraban los comentarios. "¡Que no veo nada!". "¡Ah, sí, ahora!"

José Ramón Henríquez, presidente de la AAGC sentenciaba, con la Luna prácticamente en su estado normal: "Ha valido la pena venirnos al sur, aunque haya habido viento para las fotos".