La idea es aparentemente sencilla. Un iceberg contiene 30.000 millones de litros de agua dulce, lo que sirve para el abastecimiento de 555.000 personas durante un año. Pues bien, ya en los años 70, el ingeniero francés George Mougin lanzó la propuesta de que se podrían remolcar estos gigantes de hielo desde Canadá a África, vía las Islas Canarias, para saciar la sed de sus habitantes. Ahora, según recoge El Mundo, gracias a una simulación informática en 3D que le ha hecho la empresa Dassault Systemes, ha demostrado que es posible y busca financiación para el proyecto. Con 86 años ha asegurado que realizará un viaje piloto en 2014. Primera parada, Lanzarote.

"Los icebergs son como embalses flotantes", repite el científico francés, para el que es un desperdicio imperdonable que este recurso se diluya en el océano cuando el iceberg se derrite. El viaje comienza el 3 de junio en Terranova y se ha calculado en la simulación para un iceberg de siete toneladas. Durante 141 días es remolcado a un nudo de velocidad y, a mediados de noviembre, llega a Canarias. Eso sí, con un 38 % de su volumen menguado por el calor.

Cuerno de África

La iniciativa se ha puesto de actualidad debido a la terrible sequía que azota el Cuerno de África. En su primer intento, el francés recibió el apoyo del príncipe saudí Mohamed al-Faisal, que necesitaba agua para sus ciudadanos. En aquella ocasión, el propio impulsor del proyecto terminó desechando la idea, que era demasiado cara y arriesgada. Pero, entonces, ¿por qué volver a las andadas? Mougin considera que ahora los adelantes tecnológicos permiten predecir los efectos de las corrientes marinas sobre estos bloques de hielo durante el trayecto.

En estos años, además ha diseñado una especie de bolsa gigante que envuelve la parte sumergida del iceberg para evitar que se derrita el hielo. Esta falda protectora consta de cientos de bandas enormes de material geotextil aislante. Eso rematado con un flotador que rodea la pieza y la protege también del oleaje, que es el factor más erosionante de la aventura. El dispositivo necesita, además, un barco remolcador con una capacidad de tracción de 130 toneladas. Completa el convoy una cometa que hará el trabajo de una vela suspendida entre 100 y 300 metros de altitud, donde la intensidad del viento es más fuerte. Todo el entramado se une con una jábega (arte de red de pesca y arrastre) y diferentes cables.

George Mougin busca inversor para su proyecto. Necesita nada menos que diez millones de euros, aunque él asegura que en los siguientes viajes los costes caerían "drásticamente" y que, "a la larga, es más viable que otras técnicas como la desalinización". Vivir para ver.