Un grupo de científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, liderado por el profesor Luis Felipe López Jurado, se ha propuesto reintroducir en el Archipiélago las tortugas bobas. Para ello comenzaron en 2006 a traer huevos de Cabo Verde y a crear nidos en Fuerteventura y Gran Canaria.

Tras nacer, las crían un año en cautividad y luego las sueltan en el mar, todas con microchips, para ser identificadas a su regreso. El objetivo es que, dentro de unos años, las tortugas vuelvan a nidificar en las playas canarias y así comience la recuperación de estas especies muy comunes en la generación de los abuelos. Así lo explicó Ana Liria, doctora en Biología Marina de la ULPGC, y una de las artífices de este proyecto, que comenzó hace quince años en Cabo Verde, concretamente en la isla de Boa Vista.

"El doctor López Jurado encontró citas históricas en Canarias de dónde nidificaban antiguamente las tortugas marinas. En ellas se especifica cómo la gente iba a coger huevos a las playas de Fuerteventura. De hecho, desde que empezamos con el proyecto de recuperación, muchos mayores vienen a explicarnos en cada suelta cómo, cuando eran pequeños, iban con sus abuelos a buscar huevos de tortuga a determinadas playas de Fuerteventura. Hay muchos testimonios orales", explicó Liria.

Los científicos prevén que en el plazo de unos seis años, la tortuga común o boba, de nombre científico Caretta caretta, vuelva a nidificar en las playas canarias, lo que certificaría el éxito del proyecto de ampliación del hábitat reproductor de esta especie en Macaronesia. "Llevamos 14 años estudiando la población de tortugas de Cabo Verde, conservándola y protegiéndola. Es la segunda población más importante de todo el Atlántico de esta especie, cuenta con una media de 20.000 nidos al año en todo el Archipiélago de Cabo Verde y el 80% se depositan en Boa Vista, sobre todo en los 20 kilómetros en los que trabajamos".

La doctora Liria cita tres motivos por los que se escogió como donantes la población de tortuga boba del archipiélago de Cabo Verde, que es la tercera población nidificante más importante del mundo. "En primer lugar, por la proximidad geográfica. En segundo, porque los estudios genéticos realizados en las Islas nos indican que Canarias es un lugar de paso habitual de tortugas juveniles procedentes de Cabo Verde; y para finalizar, por los 14 años de estudio intensivo de la población caboverdiana llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Las Palmas gracias al apoyo y colaboración del Gobierno de Cabo Verde, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Fuerteventura y la Estación Biológica de Doñana (CSIC)".

En este tiempo también han consolidado un programa de voluntariado ambiental. Cada año unos cien voluntarios colaboran en el proyecto de las tortugas en Boa Vista.

La fase de recuperación en Canarias arrancó en 2006. Tras hacer el estudio de viabilidad se trajeron 200 huevos al laboratorio instalado en el ICCM; y tres nidos, con 156 huevos en total, se llevaron a la playa de Cofete, en Fuerteventura. "En la playa nacieron el 92% de los huevos y en el laboratorio solo la mitad. Lo principal fue saber que la playa tenía las condiciones óptimas para el proyecto de recuperación, y las crías del laboratorio se han destinado fundamentalmente a investigar sobre mejores técnicas de conservación".

Tras el éxito del primer intento, se han hecho importantes descubrimientos que aseguran la posibilidad de que la tortuga boba vuelva a ser una de las especies marinas habituales en las Islas.