La crisis volcánica de El Hierro ofrece por primera vez a la ciencia la oportunidad de seguir con toda clase de medios un episodio de este tipo desde su inicio, por lo que tiene un valor "incalculable" para predecir en el futuro la evolución de estos fenómenos en otros lugares del planeta.

Así lo piensa el investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias de la Tierra y secretario general de la Asociación Internacional de Vulcanología, Joan Martí, que defiende en una entrevista con Efe que en estos momentos no hay motivos para pensar en una erupción inminente en El Hierro y vaticina que, si finalmente se produjera, no causaría daños graves a las personas.

Martí recalca que muy pocas veces un fenómeno volcánico ha estado bajo tanta vigilancia, comprende que la gente se preocupe -pero no más de lo necesario- e incluso tiene el humor suficiente para pasearse por El Hierro estos días vestido con una camiseta con un volcán humeante estampado en el pecho, recuerdo de otra reciente crisis volcánica (y financiera) vivida en Islandia.

.- ¿Qué oportunidad ofrece la crisis de El Hierro para el conocimiento científico sobre los volcanes?

- Es la primera vez que en temas de Vulcanología somos capaces de registrar una actividad anómala desde el principio. Hoy por hoy no sabemos en qué va acabar, pero de momento se está vigilando perfectamente. Aunque provoque una preocupación lógica en la gente que vive aquí, esto tiene un valor incalculable para nosotros, porque nos permite seguir todo el proceso.

Y esto es importante no solo para España, sino a nivel internacional, para comparar con otras zonas que tienen problemas similares y predecir con mejor precisión lo que es un fenómeno volcánico y saber si va a acabar en erupción o no.

- ¿Cuál es la red de seguimiento desplegada hoy en El Hierro?

- Está la red del Instituto Geográfico Nacional, con ocho o nueve estaciones sísmicas, cuatro estaciones de GPS, medidas de gases, de magnetismo, se ha instalado un gravímetro permanente para medir los cambios de densidad en el subsuelo... Creo que ya no se pueden poner más cosas. De hecho, sobresaturar en equipos no necesariamente nos ayuda a recoger mejores señales.

- ¿Ha habido alguna otra vez en la que se hayan concentrado tantos medios para un episodio como este?

- En Canarias, que yo recuerde, no. Hubo otra crisis en 2004 en Tenerife, pero fue peor monitorizada que esta de El Hierro y también peor explicada. Porque, claro, cuanto menos datos tienes, menos capacidad tienes de explicar lo que está ocurriendo.

.- ¿Cuál es la situación actual en El Hierro?

- El magma siempre tiende a subir y presiona las rocas que lo envuelven. En este caso se está acumulando en la discontinuidad entre la corteza y el manto terrestre. La presión que ejerce produce sismicidad y también cierta deformación que vemos en superficie. Estamos hablando de milímetros a centímetros en estos tres meses.

En estos momentos, el magma está a la profundidad donde se encuentra desde el inicio de esta actividad anómala. Su profundidad no ha variado, simplemente parece que hay una migración lateral.

Hay que esperar a si el magma tiende a acomodarse en esa situación de expansión lateral o, finalmente, encuentra un camino que le permita subir de forma vertical hacia zonas más superficiales. Entonces, sí que tendremos que estar al tanto de que se produzca una erupción. Pero en este momento, en principio, no.

- ¿En ese supuesto, qué tipo de erupción sería?

- Sería muy probablemente como las últimas que ha habido en Canarias. Hablamos de una erupción tipo Teneguía en La Palma, tipo Chinyero en Tenerife. Erupciones de pequeño volumen, de una duración variable, porque eso depende de peculiaridades de cada zona. Podemos estar hablando de unos pocos días, unas semanas o, incluso, algunos meses, pero que generarían un cono de escoria y, seguramente, flujos de lava. Ese sería básicamente el producto de esa erupción, sin muchos más problemas. También algo de ceniza, que representa quizás el principal problema, por la distorsión que puede causar en el tráfico aéreo o en otro tipo de comunicaciones.

La implicación sería mínima, salvo en los puntos de impacto directo. Es decir, si la lava pasa por un campo o una casa, la pérdida es importante, pero en absoluto supone un daño para las personas. Y creo que a nivel de gestión se está llevando muy bien. No hay que preocuparse más de lo necesario.