Confieso que no fui de los primeros en sentir los temblores. Cuando hace semanas muchos presumían de haber percibido en primera persona algún episodio sísmico, yo me limitaba a decir, casi avergonzado, que mi experiencia se limitaba a haber notado "un ruidito producido por el contacto de dos sartenes colgadas en la pared de mi cocina". Después de varios días en Gran Canaria, de regreso a la isla el 28 de septiembre, tengo grabado el momento de mi primera "experiencia real". Según el IGN (Instituto Geográfico Nacional), fue un temblor de 3,5 grados a 16 kilómetros de profundidad que se produjo a siete minutos para la medianoche de ese día. Fue, salvando las distancias, como perder la virginidad. Ya no me sentía un bicho raro cuando salía una conversación en la que todos hablaban de su experiencia.

Ese día que regresé casualmente coincidí en el aeropuerto con la llegada de la ministra de Defensa y el presidente del Gobierno canario. No tuve oportunidad pero me hubiese gustado ver, y cómo no captar, el momento del saludo entre el "presidente de cabildo díscolo" y los dos ilustres visitantes. La visita de la ministra, aparte de la opinión general de que vino a "hacerse la foto", creo que tuvo entre la población el efecto contrario al que según las autoridades se pretendía. Frases como "¡Uf, si ha venido la ministra debe ser porque esto es algo serio!" o similares se escuchaban a menudo.

Rumores de todo tipo

La falta de información acarrea en la mayoría de los casos la aparición de bulos y rumores cuando no teorías conspiranoicas de todo tipo. ¿Qué es lo más gordo que he llegado a escuchar en estos días? Alguien me llegó a decir que los desperfectos en el túnel de Los Roquillos eran de gran magnitud y que estaban sacando camiones llenos de piedras/tierra a escondidas por las noches. Que lo había visto "un chico de Las Puntas".

En contraste con las noticias que aparecían en los medios sobre la escasez de mascarillas protectoras o el acopio de linternas, pilas y demás artículos de presunta utilidad que se estaba produciendo por parte de la población, me limité a hacer dos cosas fuera de la normalidad: Si generalmente el indicador del depósito de combustible de mi coche está en las cercanías de ¼, me he propuesto no dejar que baje de ¾ y, por otro lado, procurar todo lo contrario con respecto al congelador de casa, a fin de minimizar las pérdidas ante un hipotético corte prolongado en el suministro eléctrico. Un hecho que me resultó muy curioso fue el enterarme de que varias personas enviaron fuera de la isla numerosas escrituras de propiedades para ponerlas a salvo.

Lo que para algunos, como en mi caso, no pasa de ser una incomodidad, para otros se convierte en un gran perjuicio. Me refiero al cierre del mencionado túnel de Los Roquillos. Este cierre, aunque hay que decir que el túnel se inauguro en el año 2003, nos lleva de vuelta al siglo pasado. Lo que normalmente es un trayecto de 15 o 20 minutos, se convierte en una "excursión por la ruta turística" de unos 40. El comercio se ha visto bastante afectado por el cierre. El ejemplo más claro es el mercadillo que todos los domingos por la mañana se celebra en la plaza Nueva de Tigaday y al que normalmente acude, o mejor dicho acudía, público de diferentes partes de la isla. Aunque parezca que un incremento de 20 minutos en el trayecto no es gran cosa, hay otras circunstancias. Por ejemplo, los camiones con remolque de 12 metros que transitan sin problema por el trayecto habitual se las ven y se las desean por el sinuoso trazado de la cumbre.

Actividad hostelera

Casi de la misma forma en que aumentó la actividad hostelera en la zona de Valverde con la llegada de científicos, personal de los servicios de emergencias, militares, etc, ésta disminuyó en el Valle del Golfo. Una de las reclamaciones que hacían los empresarios hosteleros de la zona era que, tanto en las referencias de los medios de comunicación como en las propias informaciones del IGN, aunque el epicentro de los temblores se había desplazado hacia el sur, en casi todos lados seguía apareciendo Frontera. Este hecho tiene además un componente sentimental añadido ya que hace unos cuatro años el pueblo de El Pinar, perteneciente hasta entonces al municipio de Frontera, consiguió la segregación y convertirse en el ayuntamiento más joven de España. La Restinga pertenece al término municipal del nuevo ayuntamiento así que muchos piensan que "Si son independientes para lo bueno, también lo son para lo malo".

Si echamos un vistazo al listado de los sismos de los últimos días en la web del IGN vemos que no ha sido hasta el pasado día 7 que se ha corregido el dato y se hace referencia a El Pinar. Durante un breve periodo de tiempo (lamento no poder ser más concreto) y antes de hacer el mencionado cambio, se podía leer este texto aclaratorio previo a los listados de los sismos: "Dado que en un principio los sismos registrados en la isla de El Hierro han tenido su epicentro en el término de Frontera, se ha continuado con esta denominación con el fin de no cambiar el nombre de la serie sísmica, aunque el término municipal costero más próximo a los epicentros submarinos actualmente sea El Pinar".

El temblor de 4,4

Evidentemente hay un antes y un después del sismo de 4,4 grados (aunque a veces aparece como 4,3 y justo mientras escribo este artículo el dato en la página del IGN es de 4,0). A los que hacíamos gracietas sobre los temblores e incluso porras a ver quién acertaba la magnitud de los diferentes sismos se nos cambió la cara al sentir el sábado el temblor más grande de la serie. Del "ji-ji-ji, ja-ja-ja" pasamos al "¡Uf, la cosa se pone seria!" Lo que ha pasado después -el cese casi total de actividad sísmica percibida- no ha hecho más que contribuir a aumentar la inquietud entre la población.

Independientemente de la ocupación, intereses, miedos, perjuicios sufridos, hay una idea común a la mayoría de mis vecinos. Quien más quien menos desea que lo que tenga que pasar suceda cuanto antes, por supuesto sin daños personales y si es posible tampoco materiales, a fin de poder recuperar la normalidad que, para casi todos, empezaría por la apertura al tráfico del túnel de Los Roquillos.

Ahora mismo, mientras la población se va enterando poco a poco de las noticias sobre la erupción o preerupción en el Mar de Las Calmas, las reacciones son variadas. Desde los que están un poco defraudados con el final -si es que éste es el final- del culebrón, hasta los que piensan que esto no es más que un punto y seguido y que "lo gordo" está aún por llegar, pasando por los que nos limitamos a esperar datos concluyentes para formarnos una opinión más o menos acorde a la realidad.