Habemus volcán. Después de cruzar las entrañas de El Hierro de noroeste a sureste, dejando a su paso un camino de unos doce kilómetros de extensión, el magma que serpenteaba por los fondos de la Isla de El Meridiano emerge en las profundidades del Mar de las Calmas. Así, como el que no quiere la cosa, en torno a las cuatro de la madrugada de ayer lunes, los sismógrafos de las nueve estaciones de control que mantienen a la más pequeña de las Canarias completamente monitorizada desde hace semanas detectaban lo que los científicos llaman "tremor volcánico", que no es más que la ruptura de la superficie terrestre para dejar pasar el magma. Ello supuso un descenso de los sismos, a pesar de que alguno superó a lo largo del día los dos grados en la Escala Richter. Según afirmó Alicia García, científica del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), "el proceso de erupción se podría prolongar durante quince o veinte días, algo similar a lo que ocurrió con el Teneguía (La Palma, 1971), que es la última erupción volcánica registrada en España".

Nada más producirse los indicios de que la erupción es ya una realidad, la directora del IGN (Instituto Geográfico Nacional), María José Blanco, aseguraba que "es el mejor escenario posible para la población". La erupción se produce en el mar y con ella se prevé un descenso notable de los sismos, tanto en cantidad como en intensidad. La explicación es muy sencilla: la presión que el magma ejercía en los fondos de El Hierro disminuye considerablemente al abrirse una grieta para que el magma pueda salir. Si además esa grieta está a unos mil metros de profundidad, como creen los científicos, las posibilidades de que emerja a la superficie "son remotas", debido a la presión del agua, asegura Alicia García. Ello supone la total tranquilidad para los diez mil habitantes de El Hierro. "No se prevé ningún tipo de evacuación ni nada parecido. Tenemos motivos para estar felices y tranquilos", afirmó el presidente del Cabildo de El Hierro, Alpidio Armas, pasadas las nueve de la noche tras la última reunión del Pevolca (Plan de Emergencia Volcánica de Canarias).

Eso sí, la ubicación exacta aún es un misterio. Se calcula que la erupción se produjo a unos cinco kilómetros al sureste de La Restinga y a una profundidad de entre novecientos y mil doscientos metros. Ello impide que se pueda apreciar dicha erupción en superficie salvo por indicios y después de que los más de veinte científicos que revolotean por El Hierro hicieran todo tipo de comprobaciones.

Sin embargo, otro dato que confirma que la erupción se produce en algún punto del fondo marino es la deformación. Si en los últimos tres meses los científicos habían detectado que El Hierro sufrió un abombamiento de su superficie de unos 4,5 centímetros, los medios técnicos existentes en la Isla detectaron que ese fenómeno se paraba desde las cuatro de la mañana de ayer: "La deformación se ha estabilizado. Incluso ha podido decrecer algo debido a que la erupción ha supuesto una despresurización y se ha relajado", explica Manuel Reinoso, un investigador geodésico de la Universidad de Cádiz que, ayer, no paraba de comprobar parámetros en la estación de control ubicada en La Restinga, el núcleo poblacional más cercano a la erupción submarina. Para Reinoso, el hecho de que se parara la deformación de la Isla es un indicio "evidente" de que se ha producido una erupción.

Precisamente la estación de control de La Restinga fue la que mayormente detectó en sus sismógrafos la presencia de tremor volcánico. "Desde las cuatro de la mañana de ayer en adelante", afirma Alicia García, "no ha parado de salir magma". Ello supuso que en dicha estación, ayer mismo, se instalaran más aparatos para controlar al instante todo lo que ocurre en las profundidades del Mar de las Calmas.

El hecho de que se haya abierto una fractura en la corteza terrestre en las profundidades del mar no significa que pueda emerger el magma por otros lugares, incluso terrestres. En cualquier punto del canal de unos doce kilómetros de largo por los que el magma ha hecho su camino a lo largo de los últimos tres meses se podría producir lo que los científicos llaman una recarga de energía, lo que conllevaría un ascenso vertical de la lava. "Si se produce una migración de la lava hacia otros puntos, lo sabremos con antelación", explicaba anoche la científica del IGN Carmen López, tras la última reunión del Pevolca en la sede del Cabildo herreño, en Frontera.

Debido a que la erupción se ha producido en el mar, el semáforo volcánico sigue en amarillo: "No hay ningún tipo de riesgo para la población que nos haga elevarlo a rojo", explicó también anoche Juan Manuel Santana, director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias.

Tras tres meses de crisis sísmica y unos diez mil temblores en El Hierro, el volcán parece haber dado la cara.