- Hoy se inauguran las primeras Jornadas Canarias de Medicina Estética en el hotel Gloria Palace San Agustín. ¿Cuál es la finalidad de esta primera toma de contacto?

- La idea es que acudan todos los médicos que se dedican a la medicina estética en Canarias para que compartan sus experiencias. Lo organiza la Asociación Canaria de Medicina Estética (Acame) que intenta unificar a los médicos estéticos para evitar el intrusismo y potenciar la formación dentro del Archipiélago, entre otras cuestiones.

- ¿Detectan mucho intrusismo en el Archipiélago?

- Mucho. Hay muchos centros de estética que son llevados por esteticistas y que figuran como centros médicos, pero en realidad lo que tienen es un médico que acude una vez al mes.

- ¿Qué se puede hacer para que los clientes se den cuenta de esta irregularidad?

- Lo primero es exigir un título y, segundo, que el sitio sea un centro médico aprobado por Sanidad. En el centro médico el paciente disfruta de unos derechos, pero en un esteticista no.

- ¿Cuáles son las principales demandas en medicina estética en Canarias?

- Lo que más trabajamos en la Clínica Renacimiento es el tratamiento de las arrugas con toxinas botulínicas [bótox], implantes y láser de rejuvenecimiento, así como cirugía menor.

- ¿Qué diferencia hay entre las tres toxinas botulínicas existentes en el mercado?

- Es una diferencia comercial. Las tres son muy buenas. Hay diferencias a nivel bioquímico, pero no influye en el paciente.

- ¿Los pacientes siguen interesados en el bótox después de la mala fama que le han dado algunos famosos al renegar de esta técnica por perder expresividad?

- Yo me pongo a mí mismo hace diez años y no he pedido expresión. Llevo trabajando con la toxina desde 1996 y desde hace 11 años soy uno de los pocos que la pueden poner en toda la cara. Además, doy clases sobre ello en diferentes facultades nacionales, como la Complutense. Lo primero es la información.

- ¿Los hombres se animan? ¿Está cambiando el perfil?

- Sí, cada vez vienen más hombres y más mayores, al igual que son más frecuentes mujeres de más de 60 años. Hace un tiempo vino una paciente de 68 años que me dijo que la mandaba su madre porque se "estaba arrugando" y parecía más vieja que ella y las traté a ambas. El tratamiento es diferente porque mientras más joven, la piel responde mejor. En cuanto pasas de los 50 es más complicado y a partir de los 60 hay que tener en cuenta otros factores. Varía muchísimo ser hombre o mujer porque no tienen la misma composición grasa debajo y la fuerza muscular no es la misma. La piel del hombre es más pesada, en cambio, la de la mujer responde mucho mejor.

- Con respecto al bótox, ¿la idoneidad varía también entre las franjas de edad?

- En relación al bótox, entre 30 y 60 años no hay tanta diferencia, pero con más de 70 hay que tener en cuenta que las arrugas no se van a borrar, vas a mejorar la expresión de la cara y conseguir una expresión más relajada. Si la paciente lo entiende, disfruta mucho porque luego se siente más segura de sí misma. Pero no puede pretender que le quiten de encima 40 años.

- ¿Qué suelen pedir las clientas más jóvenes?

- Normalmente las mujeres acuden en la década de los 40. Las chicas más jóvenes vienen para cambios de expresión porque me dicen que tienen la cara triste y quieren que les alegre la expresión. Una de las cosas que consigue la toxina botulínica es un cambio de la expresión facial. Y se nota. Ves cómo llega una mujer de 30 años y cómo mejora. Hay caras muy tristes. También vienen con sólo 25 años para quitar arrugas del entrecejo. Con esta edad no tienen que venir de nuevo hasta un año después o pueden incluso no necesitar volver porque son capaces de no repetir ese movimiento y borrar esa arruga de su rostro, algo que no sucede con mujeres más mayores.