Salvaguardar la calidad de los tomates, plátanos, pimientos, puerros... y todo tipo de frutas y hortalizas que se producen en las Islas es el objetivo del Laboratorio de Residuos Fitosanitarios de Canarias, una infraestructura del Gobierno Autónomo, gestionada por el ITC, que cuenta con las mejores armas científicas y tecnológicas, para impedir que casos como el de la E. coli en Alemania se produzca en el Archipiélago.

El laboratorio, dirigido por Ricardo Díaz, jefe del Departamento de Análisis Ambiental del Instituto Tecnológico de Canarias, es el único en el Archipiélago que cuenta con la acreditación de ENAC (Entidad Nacional de Acreditación) para la realización de análisis de residuos de 85 plaguicidas diferentes en los vegetales frescos que se producen y se exportan en las Islas.

El centro, perteneciente al Departamento de Análisis Ambiental del ITC, desarrolla su actividad en las instalaciones de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias ubicadas en el polígono de Arinaga (Agüimes), donde se analizan las muestras vegetales que proceden tanto de la administración canaria como del sector privado (productores de frutas y hortalizas) para detectar la presencia de residuos de plaguicidas que puedan resultar nocivos al consumo o afectar a la calidad del producto vegetal fresco a comercializar.

María del Mar Bernal, Esther Sosa, Iraida Polo, Cristina León, Yolanda Rodríguez y Dácil Medina conforman el equipo de trabajo que, bajo la batuta de Ricardo Díaz, analizan a diario las muestras de vegetales que llegan al laboratorio. Dos tercios de las mismas proceden del sector público (Servicio de Sanidad Vegetal de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural, Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria y el Servicio de Seguridad Alimentaria de la Dirección General de Salud Pública); y un tercio aproximadamente de cooperativas y agricultores de las Islas.

Además de analizar los residuos de plaguicidas en los vegetales, también abarcan el campo de la microbiología, para detectar situaciones como la de la E. coli.

"Lo que más se analiza en Canarias son plátanos, tomates, pimientos, calabacines, lechugas, uvas, zanahorias, puerros, naranjas y mandarinas. Las anomalías más frecuentes que detectamos son residuos de plaguicidas no autorizados actualmente pero que lo estuvieron hace años, aunque en la mayoría de los casos la cantidad no supera los límites establecidos", afirmaron Díaz y Mª del Mar Bernal, responsable de calidad del Instituto.

Ambos científicos confir- maron que los cultivos más tradicionales de las Islas son los que presentan menos re- sultados adversos. "Notamos mucho la diferencia entre cultivos más familiares y los nuevos. Por ejemplo, es muy raro encontrar irregularidades en plátanos o tomates; por el contrario, es más frecuente hallar residuos de pesticidas autorizados en el pasado en berros, fresas o puerros".

Además de los análisis de pesticidas y microbiológicos, el Laboratorio de Residuos Fitosanitarios de Canarias es requerido por muchos clientes privados para resolver problemas puntuales, como errores en el tratamiento de determinados productos, irregularidades en el cultivo... "o incluso hay personas que, tras obtener resultados adversos en análisis realizados en centros privados, acuden a nosotros para confirmar esos resultados. Todo esto es un valor añadido a nuestra actividad", apuntó Díaz.

Plaguicidas

Entre los ensayos de análisis que se ofertan figuran los de residuos de 85 plaguicidas en productos vegetales frescos (cromatografía de gases y cromatografía líquida) en plátano, tomate, pimiento, zanahoria, puerro, uva, naranja y mandarina; residuos de fungicidas ditiocarbamatos (Grupo del Maneb) en productos vegetales frescos; residuos de plaguicidas en hojas; residuos de plaguicidas en tierras; residuos de insecticidas organoclorados y de herbicidas en productos vegetales frescos y tierras; residuos de plaguicidas en aguas de riego.

Entre los objetivos más inmediatos del centro figura el de ampliar la acreditación nacional para incorporar, por un lado, nuevas matrices, como la papaya, pepino, vino, lechuga y sandía; y, por otro lado, nuevos ensayos de análisis, que permitan ampliar el número de plaguicidas dentro del alcance de acreditación, para dar respuesta a todas las necesidades de la sociedad canaria en materia de residuos fitosanitarios en productos vegetales.

Otra de las metas es lograr incorporar a estos estudios analíticos toda la producción de productos vegetales que se importan a Canarias. "Hasta ahora sabemos que lo que se comen los clientes de Canarias es bueno, pero ¿y lo que llega desde fuera? En lo que respecta a las labores de inspección de puertos y aeropuertos, a nosotros no nos llega ninguna muestra de lo que entra, pero sería bueno incorporarlo al sistema de control para garantizar la seguridad de los consumidores".

En este sentido, otra de las posibles lagunas que habría que paliar es la de la venta no controlada de productos alimentarios en los mercadillos. "En los últimos años han proliferado los mercadillos sobre todo rurales y, nuestra opinión, ya no como especialistas, sino como ciudadanos, es que debería haber una mayor incidencia en el control de estos puntos de venta, a los que todo el mundo tiene acceso".

También existen lagunas en los controles de los productos ecológicos. "A nosotros no nos llegan y consideramos que es un campo que también debe ser muestreado. Deben realizarse controles, sobre todo en las hojas de los cultivos, no en la fruta porque si ésta está tratada no se detectan, mientras que la hoja es como la huella dactilar, allí se mantiene el reservorio de un posible patógeno que causa una enfermedad infecciosa", afirmó el director del Laboratorio.