El macho es el encargado de engendrar y alumbrar a las crías. Sólo este comportamiento biológico sería un revulsivo para la especie humana, siempre pendiente de la igualdad entre hombres y mujeres. El caballito de mar, al menos en lo que se refiere a la reproducción, ya tiene superado el debate: sería la paternidad hasta sus últimas consecuencias. Está claro que es toda una evolución, pues entre hombres y mujeres todavía se está en el estadio de quién lleva el niño al médico o quién le cambia los pañales. La extraña belleza de los caballitos de mar puede ser admirada en el parque zoológico Palmitos Park, en San Bartolomé de Tirajana, donde se les ofrece hoy a los padres una festividad especial con la observación de esta maravilla de la naturaleza.

"Durante el proceso de cortejo enganchan sus colas y la hembra le pasa los óvulos al macho, que es el que se encarga de su fecundación dentro de una bolsa", explica Óscar López, responsable del departamento de educación del centro zoológico del Barranco de Los Palmitos. Posteriormente se forman los huevos, "hasta 400 puede albergar el macho en unos compartimentos alojados cerca del estómago, donde tardan entre 50 y 60 días en alcanzar el pleno desarrollo".

Estos padrazos experimentan algo parecido a un parto cuando alumbran a las crías en lo que representa un caso único de empatía sexual. "Paren a las crías, normalmente en los caladeros, que usan para camuflar a los recién llegados de los depredadores, para los que son un manjar", apunta López, que añade que, "además, son ellos los que se encargan de los pequeños durante los primeros 50 ó 60 días", mientras que las hembras continúan dedicándose a cubrir sus necesidades vitales.

Eso sí, al cabo de esa mensualidad, los machos "entienden" que su prole se vale por sí misma, de modo que entonces se desprenden de su protección. "Si analizamos la paternidad en términos antropológicos, la del caballito de mar lo convierte en un ser especial", comenta el biólogo, "sólo comparables a ciertas especies de anfibios, como algunas ranas y salamandras".

Los caballitos de mar son inquilinos de Palmitos Park desde su apertura y no se vieron afectados por el incendio acaecido en las instalaciones en 2007, que no afectó a la zona de los acuarios.

"En el parque tenemos ejemplares de dos tipos: ocho del tipo común, que habitan en Canarias y el Mediterráneo, y tres de hocico largo, típicos del mar Caribe" asegura López. Los caballitos de mar comunes se encuentran "en cuarentena", durante un periodo de adaptación al medio de 40 días, hasta que son expuestos, mientras que los de hocico largo, que son mayores, ya se adaptaron y están expuestos al público.

Lo normal en el reino animal es que la hembra se entregue al cuidado de la progenie, o en todo caso que esta labor sea compartida, caso este último habitual cuando se trata de mamíferos y aves.

Los pingüinos son otro paradigma de paternidad ejemplar. "Las hembras ponen los huevos, pero los machos los incuban y les dan el calor que necesitan en su hábitat natural, con temperaturas muy bajas", subraya López, y como en el caso de los caballitos de mar, durante los primeros días de vida las crías son atendidas por el macho.

Establecer paralelismos entre estas criaturas y la especie humana carece de rigor científico, pero siempre queda un hueco para la reflexión: si los roles sexuales son cada vez más heterogéneos, el afecto se reparte y la familia se fortalece.