La apertura del Curso Académico Pediátrico 2012-2013, que organiza la Sociedad Canaria de Pediatría, contó ayer con la presencia del presidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Málaga presentó el Libro Blanco de las Especialidades Pediátricas, un asunto que continúa siendo el caballo de batalla de los pediatras españoles en las últimas décadas.

- Años de reivindicación y el especialista pediátrico aún no tiene reconocimiento oficial.

- Pues sí, en la Ley General de Especialidades la pediatría está considerada una única para atender al niño desde que nace hasta la adolescencia. Seguimos con el título Pediatría y sus áreas específicas. Y así llevamos ya varias décadas. Precisamente, lo que pretendemos con el Libro Blanco es dar a conocer a la Administración, sobre todo, y también a la opinión pública, que la pediatría en nuestro país es modélica. La mortalidad infantil española está por debajo de la que existe en otros países europeos, como Reino Unido. Y eso se debe a un sistema asistencial en el que desde que nace un niño hasta los 14 años el médico que lo atiende es pediatra. En el Reino Unido es el médico generalista, en primer término.

- Y ahí es donde empieza el plus de calidad.

- Exacto. No pretendo incidir en si están mal tratados aquellos que en su centro de salud son atendidos por un no titulado en pediatría. Pero la diferencia de formación es evidente: cuatro meses para el médico generalista y cuatro años para el pediatra.

- La opinión pública asume que un niño con un problema de riñón será tratado en un hospital por un nefrólogo pediatra, como usted. ¿Por qué, sin embargo, la Administración sanitaria no lo tiene tan claro?

- Pues porque no termina de considerar que la pediatría ha evolucionado con el tiempo, tal como ocurrió en su momento con la atención a los adultos: primero fue generalista y después se fueron desgajando las especialidades. Además, los especialistas de adultos no quieren ni oír hablar de los niños, porque sus problemas de salud son diferentes. El niño no es un adulto en pequeño. Es una cuestión de sentido común.

- Además del reconocimiento de las especialidades, el déficit de pediatras es otra de las preocupaciones de la Asociación Española.

- Sí, sabemos que la escasez está localizada en el Levante y también en Canarias. Aquí hay 419 pediatras, de los que 291 están en Atención Primaria. Tenemos en las Islas un déficit de plazas ocupadas por no pediatras de un 30 por ciento. Y sabemos que para el conjunto del país en 2015 tendremos un déficit importante.

- Mala época para reivindicar más plantillas. ¿La crisis está siendo un obstáculo?

- Es un argumento que puede esgrimirse pero que es totalmente falso. Según los datos de la OCDE, tanto en gasto sanitario como en gasto de personal España está por debajo de la media europea. Y muy por debajo de países que siempre se nos ponen como modelo de sistema de salud, como el anglosajón.

- Y mal momento, también, para exigir el mantenimiento de la calidad asistencial en medio de tantos recortes.

- Hace tres días el Foro de Atención Primaria, en el que tenemos a dos sociedades pediátricas, lo ha dejado muy claro. Defendemos la calidad asistencial y los recortes no pueden disminuir los límites establecidos. Sobre todo no pueden tocar a los niños, a su salud. Y sería destruir todo lo que se ha hecho hasta ahora. Nos parece muy bien que se acometa alguna reforma, como la cartilla única para que no haya discriminación y sí equidad asistencial entre las comunidades autónomas.

- ¿Le parece una solución para lograr un calendario vacunal único la cartera básica de servicios que propone la ministra?

- Puede ser una salida. Hay atenciones y servicios que tienen que ser los mismos, prestados con igualdad de calidad en Castilla La Mancha, en Cataluña o en Canarias. En Estados Unidos, por ejemplo, hay un calendario vacunal. Que aquí tengamos 17 calendarios, uno en cada comunidad autónoma, no es razonable.