Las crónicas cuentan que había un libro manuscrito grande, sin tapas, que estaba en la Catedral de Santa Ana, en el que, supuestamente, los romanos describieron la manera en la que, en torno al siglo I después de Cristo, trasladaron a unos díscolos bereberes del norte de África a unas Islas despobladas del Atlántico, aquellas donde Hércules peleó con el dragón. Pues bien, hasta que este best seller misterioso aparezca, los arqueólogos no tienen otra cosa que los yacimientos para desenterrar de una buena vez el enigma del poblamiento de Canarias. Un nuevo hallazgo en el islote de Lobos, que, según unas primeras interpretaciones, pudo ser una factoría textil con características y restos romanos, pone el asunto de nuevo sobre la mesa.

La campaña científica que se realiza en Lobos está en sus primeras fases. Los restos no han pasado todavía por el laboratorio. Los arqueólogos, dirigidos por Carmen del Arco Aguilar, catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna, parecen tener claro que están ante algo importante, aunque no quieren adelantar acontecimientos. Han hablado de extracción de púrpura de un crustáceo (thais) para su posterior comercialización. Se trata de una industria que no se había hallado más al sur de Lixus, en Marruecos. Sería un hito, si esto se confirmara.

Pero, ¿qué significa, que los romanos se asentaron, aunque fuera estacionalmente, en el islote? Ya han aparecido restos de esta civilización en las Islas, aunque descontextualizados de su piso arqueológico, lo que puede significar que fueron traídos en intercambios comerciales posteriores. También se levantó un revuelo superlativo en 2009 con un yacimiento en Teguise (Lanzarote) que podía relacionar el poblamiento con los fenicios. Para ninguna de las dos hipótesis hay aún garantías científicas.

A la espera de que se digieran los datos de estas primeras dos catas en Lobos, se podría aventurar que si realmente hubo romanos instalados en Canarias, hubieran dejado numerosas huellas, de vías, templos, plazas... Hablamos de la época del Imperio. Del Arco y su equipo señalan la posibilidad de que fuera una factoría estacional, lo que justificaría la falta de otro tipo de estructuras urbanas. Pero existe otra teoría plausible y es que los individuos que se hicieron cargo de esta industria textil en el islote hubieran convivido con la cultura material romana en sus lugares de origen, en el norte de África, y luego la siguieron usando en su nuevo destino.

Lo que no parece ya demasiado discutido es que los antiguos canarios llegaran por sus propios medios, no sólo porque no hay vestigios, sino porque las tribus con las que se les emparenta eran pueblos de montaña, sin conocimientos marítimos. Desde luego, el misterio no puede ser más apasionante.