La entrada en vigor de la ley Antitabaco a comienzos del pasado año no sólo ha conseguido que se disminuya el número de fumadores, sino también el número de infartos en canarios de menos de 60 años. Así lo explicó ayer el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Doctor Negrín, Alfonso Medina Fernández - Aceytuno, que participó en el 33º Congreso Nacional de la Asociación Española de Enfermería en Cardiología, que se clausura hoy en el Auditorio Alfredo Kraus.

El médico mostró su satisfacción ante el efecto tan positivo en la salud de esta ley por la que se prohíbe, en general, fumar en espacios colectivos y en locales públicos. "La bajada ha sido de una forma clara y evidente desde que adoptaron medidas de restricción de tabaco en los lugares públicos. Según los datos oficiales, el consumo de tabaco se ha reducido entre un 10 y un 15 por ciento y nosotros hemos visto también que está influyendo en el número de infartos, sobre todo, en personas entre los 40 y 50 años", añade el especialista, que fue el encargado de dar la conferencia inaugural de dicho congreso que ha reunido a más de 300 enfermeros de toda España.

El jefe de Cardiología asegura que cuando estas personas dejan de fumar prolongan su vida sin infarto por al menos 10 o 15 años. En general, los casos de infartos en pacientes jóvenes se deben al consumo de tabaco. Es en ese grupo donde se ha producido una "reducción evidente y gratificante".

Además, el médico señala que los infartos en los fumadores no son sólo más frecuentes, sino más agresivos, ya que producen más secuelas y tienen más riesgo de muerte. Sin embargo, el infarto en un paciente que no es fumador es más atenuado, más fácil de tratar porque produce menos daño en los músculos y permite una vuelta más sencilla a la vida cotidiana.

Arritmias

"Actualmente estamos investigando esta situación porque es complejo indagar en este problema", aclara Medina que explica que el consumo del tabaco fundamentalmente afecta a las arterias que son la causa más frecuente de las enfermedades del corazón. Una vez que se produce el infarto, se producen consecuencias a medio o largo plazo como es la aparición de arritmias. "No haber tenido un infarto es una garantía de que tu corazón va a persistir sano", expone.

Durante su intervención el experto habló de una técnica de implantación de válvulas aórticas a través de la ingle que no requiere cirugía. Este sistema está dirigido especialmente a la población más vulnerable a los actos quirúrgicos convencionales, como son los de entre 73 y 82 años. Esta técnica sustituye la cirugía a corazón abierto por un procedimiento que dura entre 30 y 45 minutos, lo que acorta de forma considerable el tiempo de hospitalización y de recuperación de los pacientes.