El escritor Mario Vargas Llosa quiso mostrarse ayer optimista respecto al futuro de la Unión Europea, en momento especialmente complejos para el proyecto comunitario. "Hay que salvar a Europa de esos pesimistas que ya auguran su fracaso", dijo, "no hay ninguna razón para ello, sí hay una crisis económica muy seria porque ha habido un exceso de despilfarro, no ha habido la prudencia necesaria y porque no se tomaron las correcciones debidas a tiempo y todo eso al final se paga. A los periodos de vacas gordas siguen unos periodos de vacas flacas y hay que resistirlos. Pero si se pone en una balanza lo que representa la construcción europea, los beneficios que ya ha traído y que puede traer, creo que lo importante es salvar a Europa y tener en medio de la tempestad la serenidad e incluso el optimismo".

El autor galardonado con el Nobel se expresó así en la rueda de prensa que ofreció a mediodía, nada más llegar a Gran Canaria, desde el mismo aeropuerto. A su juicio, "pese a todo lo que se puede decir, pese a la crisis que hoy día vive, la UE, ha traído enormes beneficios a España. La transición, la democratización, la modernización del país no hubiera sido lo mismo sin la integración de España a Europa".

El escritor peruano nacionalizado español alertó, no obstante, del peligro que supone la expansión en Grecia de formaciones de corte nazi. "Respecto a Grecia, hay que preocuparse muchísimo, principalmente de ese grupo que se llama Amanecer Dorado y que es abiertamente nazi, que ha obtenido casi el 8% de la votación. Debe preocuparnos muchísimo como síntoma de algo que por desgracia está ocurriendo, no sólo en Grecia sino en otras partes de Europa", dijo.

Indignados

Preguntado por el movimiento indignado, alabó su vocación crítica pero señaló los riesgos que conlleva convertir en hábito las protestas callejeras. "España es una democracia funcional y las democracias tienen sus canales a través de los cuales se puede y debe expresar la protesta y crítica. Es peligroso que esas protestas se aparten de lo canales propios de ella y se quiera entablar una democracia de la calle, por ejemplo. Eso sabemos que puede tener derivas sumamente peligrosas para el futuro institucional, para la legalidad y la auténtica libertad. Es una observación que hay que hacer, aunque se reconozca, desde luego, en cualquier democracia, el derecho de todo ciudadano de proclamar aquello que le gusta y aquello que no", explicó.

El autor de La ciudad y los perros mostró comprensión por la indignación que enciende estas protestas callejeras. "España vive una situación tan difícil, un periodo de grandes sacrificios para enfrentar las crisis económica. Eso ha creado, sobre todo en los españoles jóvenes y profesionales recién recibidos, una enorme inseguridad por el riesgo del paro, lo que explica perfectamente la indignación, sobre todo de las nuevas generaciones".

Educación

Finalmente, criticó a "quienes sostienen que las humanidades resultan un lastre, una especie de lujo prescindible en el contexto de este mundo, en el que hay que formar fundamentalmente gente preparada para entrar al mercado laboral". A su juicio, esta política educativa tiene sus riesgos. "Creo que el sacrificio de las humanidades puede tiene consecuencias verdaderamente desastrosas. La educación que no incluye una formación integral del individuo y prepara sólo técnicos y especialistas puede crear un mundo robotizado en el que lo primero que podría desplomarse es la democracia. La democracia necesita ciudadanos alertas, que tengan un espíritu crítico que sólo las humanidades estimulan y crean. Por eso me parece sumamente peligrosa toda reforma de la educación que quiere eliminar el humanismo como un lujo prescindible", dijo.