Un yacimiento aborigen de mil años de antigüedad, datado en los primeros años del siglo XI, que fue descubierto de forma casual por Ricardo Rivero y su hijo de ocho años que lleva su mismo nombre. Hace casi un año que se produjo este espectacular hallazgo arqueológico localizado en una cueva natural de unos cuatro metros cuadrados y situada en la montaña de Amadores, en el municipio grancanario de Mogán.

Un lugar que se reveló como un espacio funerario colectivo, con restos óseos de seis cuerpos, dos adultos, mujer y hombre, y cuatro niños con edades entre un mes y los 4 años. Los restos de mayor importancia desde el punto de vista arqueológico ocupan desde ayer y hasta finales de año parte de la sala de cerámica popular de El Museo Canario. "Lo primero que hay que hacer cuando se produce un hallazgo de este tipo es avisar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y espero en los próximos meses firmar un convenio de colaboración, y a partir de ahí el servicio de patrimonio del Cabildo entre en acción", explicaba anoche el consejero insular de Cultura y Patrimonio, Larry Álvarez, en El Museo Canario.

A juicio de Álvarez, el valor de los materiales expuestos en El Museo Canario, entre ellos los restos de una mujer de entre 40 y 50 años amortajada con tres capas de un tejido vegetal adheridas al cuerpo con unas tiras de junco, es "el proceso que ha de seguirse en materia de patrimonio histórico, su parte didáctica y de concienciación".

A este respecto, Ricardo Rivero y su hijo, presentes en el acto, dijo que "es una sorpresa y un orgullo que fruto de la casualidad de un paseo haya salido esto". Jamás imaginó que aquellos huesos tendrían la importancia que les ha asignado la empresa Arqueocanaria S.L., que realizó los trabajos de intervención entre octubre y noviembre del pasado año con un presupuesto de 12.600 euros. "A la gente le diría que si encuentran algo parecido que llamen de inmediato a las autoridades y ellos se encargan de todo, con una coordinación estupenda". Su hijo Ricardo terció en la conversación para apuntar que "mi padre se encontró los huesos y me llamó, y vi los huesos dentro de una cueva llena de juncos".

Tras la excavación, los estudios con Carbono 14 y demás análisis, los restos del yacimiento de Amadores se exhiben en público. "Lo excepcional es que la primera vez que procede de esta forma", explica Javier Velasco, técnico del servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo. El diseño museográfico responde a ciertas claves para que el visitante "sepa obtener los datos de interpretación del espacio". Entre ellos, la interpretación del propio espacio arqueológico; el lugar funerario colectivo, "habitual entre los canarios", según Velasco; el amortajamiento del cadáver de la mujer; la cronología con su datación milenaria; y qué hacer en el caso de un hallazgo casual.

Entre niños

Los técnicos han dado por finalizado el trabajo de investigación con estos materiales, si bien podrían ser objeto de análisis de otros profesionales en cuestiones como la presencia de niños en esta cueva funeraria. El proyecto se da por finiquitado por parte del Cabildo grancanario, aunque "un yacimiento es una fuente inagotable de información, y en este caso, si hubiéramos tenido otras piezas dentales podríamos haber realizado análisis de ADN, estudios sobre la dieta y demás", subraya el técnico.

La mortaja es uno de los hallazgos de mayor trascendencia de la cueva sureña, ya que "sabíamos de las técnicas de momificación, pero no que eran extensibles a todas las personas, y sabemos gracias a esta excavación que a buena parte de la población se la amortajaba, ya que en los enterramientos en fosa que hemos descubierto no se encontraba nada de esto".

Z Exposición. Restos arqueológicos en la cueva funeraria de Montaña de Amadores.

Z Lugar. Sala de cerámica popular de El Museo Canario, Doctor Vernau, nº 2.

Z Horarios. De 10.00 a 20.00 horas y hasta las 14.00 horas en fines de semana y festivos. Hasta diciembre.