Petra Álamo Armas, la bailadora herreña que cada mes de septiembre se acercaba hasta Teror ataviada con el traje típico de su isla natal para bailar ante la Virgen del Pino, falleció ayer en la capital grancanaria a los 85 años de edad aquejada de problemas de salud. Sus restos mortales permanecen desde ayer en el tanatorio de San Miguel donde su familia, amigos y allegados mostraban su pesar por el fallecimiento.

Una persona muy querida y de enorme vitalidad que en el último año acusó problemas de salud, y que desgraciadamente no pudo superar, tal como explicaba ayer en medio de evidentes signos de dolor su hija Alicia. Madre de tres hijos y vecina de Miller Bajo donde fijó su residencia desde que abandonó Valverde hace ya 50 años, la figura de Petra Álamo Armas está asociada a la festividad de El Pino.

Una promesa por motivos de salud de sus hijas le hizo entregarse al baile en honor a la virgen. Un rito que compartía con la Agrupación de Baile de la Virgen de los Reyes, a quienes acompañaba en la ofrenda romería. "Su vida era baile, le gustaba mucho bailar", sentenciaba ayer su hija Alicia, y mientras tuvo fuerzas no cejó en su empeño de visitar a la Virgen del Pino.

Petra Álamo Armas nació en en la localidad herreña de El Mocanal en 1926. Devota de la Virgen de los Reyes, cuando se trasladó a la capital grancanaria para fijar su residencia en Miller Bajo, dedicó igualmente su cariño a la Virgen del Pino. "A ambas les guardó siempre mucha fe", manifestaba Petra Álamo en una entrevista con Radio Guiniguada en abril del pasado año. "Me gusta la fiesta", repetía con una vitalidad envidiable. Entrada en años, Petra no dudaba en presentarse bajo esta máxima aún hasta el final de su largo recorrido como bailadora de la Agrupación Baile de la Virgen de los Reyes.

La bailadora de El Hierro, el sobrenombre que cariñosamente se ganó con su entrega y pasión hacia la Virgen del Pino, en el año 2010 se animó a bailar sola en Teror ante la ausencia en los festejos de la agrupación folclórica de su isla natal. Y por supuesto, en el municipio grancanario se le autorizó a hacerlo. El alcalde Juan de Dios Ramos terció para que la ya octogenaria cumpliera con su rito anual sin perder un gramo de alegría en la empresa. Incluso solicitó publicamente que "si hace falta que le paguen el pizco de comida para que no falten a la fiesta", en clara alusión a la agrupación herreña. Para el baile nunca le faltaron ganas. Cuando no podía ensayar, tiraba de un casete para seguir practicando en casa.

Petra se debía a la Virgen del Pino sin descuidar su entrega a la Virgen de los Reyes. Contaba los días cada vez que tocaba bajada de la Virgen de los Reyes. Su ilusión era llegar a la cita de 2013, y cumplir con una tradición que, más que particular, se había convertido ya en foco de atención en toda la fiesta.

En 2009, la última Bajada, la bailadora seguía completando el camino con mas energía que los jóvenes que se sumaban a la tradición. El cambio del paso que marcaba el tambor lo tenía perfectamente interiorizado.

Durante su estancia en Las Palmas de Gran Canaria la actividad como bailadora se limitaba a las visitas de la agrupación herreña visitaba la isla. El gen del baile fue inculcado a sus bisnietos, a los que nos les faltaron ni chácaras ni atuendo típico. A la bisabuela tampoco le faltaba humor: "¿Yo, la bailarina de El Hierro?, está usted equivocado", respondía bromista a los que la interpelaban en sus apariciones en las fiestas grancanarias.

"Todos los bailarines me quieren", afirmaba sin rubor Petra. En sus últimos años su familia trató de moderar su ímpetu. Algo que la llevó a caminar descalza desde Tamaraceite a Teror. La familia tenía la ilusión de que la Casa de El Hierro en Gran Canaria o el municipio de Teror (en cuyas publicaciones está la foto de Petra) brindara homenaje a esta mujer que animaba a todo el mundo a seguir sus pasos.