Eugenio Padorno señaló ayer: "Sólo espero que mi obra siga generando algunos interrogantes a la gente que la lea". El poeta y ensayista hizo estas declaraciones durante el homenaje que recibió en la Sala de Grados del edificio de Humanidades de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria con motivo de su jubilación como profesor universitario. En dicho acto, se presentó además el libro La luz no interrumpida, publicado por Ediciones Clásicas Madrid con el patrocinio del departamento de Filología Española y la Facultad de Filología, donde 60 artistas o profesores como Marcial Morera, Jorge Rodríguez Padrón, Antonio Puente, Oswaldo Rodríguez o Francisco J. Quevedo homenajean al escritor a través de distintos relatos.

Acompañado del decano de la Facultad de Humanidades, Antonio Martín Rodríguez; el jefe del departamento de Filología Española, Gregorio Rodríguez, y el representante de los editores del libro y profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la ULPGC, José Manuel Marrero Henríquez, Padorno aclaró: "Mi trabajo ahora se centrará más como poeta y ensayista", e hizo una retrospectiva de su extensa labor docente.

Padorno hizo referencia a la época en la que se incorporó al mundo de la enseñanza en 1968 y recordó todos los lugares en los que ha enseñado durante más de 40 años, desde el antiguo colegio Lope de Vega en la calle Travieso hasta la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pasando por el instituto de Agüimes, el instituto Tomás Morales, La Aldea de San Nicolás y el Colegio Español de París. "Siempre intenté combinar la parte de la investigación con la propia creación literaria", señaló.

Gregorio Afonso aclaró, por su parte, que Padorno contribuyó a crear en todos los sitios en los que ejerció su labor docente "concordia y trabajos en común" donde fue sembrando la semilla de muchos de sus alumnos. "Como docente", señaló, "dejó un área pequeña y consolidada con profesores valiente e importantes" y destacó que Padorno siempre gozará del cariño de sus estudiantes ya que "es un universitario integral en todos los aspectos", subrayando su época como decano de la Universidad.

Antonio Martín Rodríguez recordó muchas de las anécdotas que vivió con el escritor durante varios momentos de su vida y lo describió como "una persona que ha dirigido muchas tesis y ha creado escuela sobre los estudios de literatura canaria", con unas referencias literarias que han ayudado a construir el tejido cultural canario.

Finalmente, José Manuel Marrero hizo una especie de laudatio de su obra, y señaló que se les ocurrió el título de La luz no interrumpida, que proviene de un verso del poema Ritmos del propio Padorno, "en referencia a lo que esperamos de él, al hecho de que su obra ilumine a todos los que lo conocimos", aclaró.

Marrero hizo hincapié en cómo su figura ha influenciado directamente a toda la tradición interna de la literatura canaria, y la importancia que tiene su obra no solo dentro de la literatura canaria, sino del hispanismo en general.

Colaboraciones

Marrero recordó que, a pesar de todas las dificultades, "hemos podido sacar un volumen con muchas colaboraciones de artistas canarios y poetas", y por este motivo quiso hacer un agradecimiento general a todo el mundo. El libro tiene una sección de varios ensayos dedicados a la obra del poeta y ensayista, otra sección sobre literatura hispánica y literatura universal con la colaboración de poetas y narradores, y una aportación artística con reproducciones de cuadros dedicados al poeta de parte de Martín Chirino, Juan José Gil, Jesús de la Rosa, Joserromán, Rafael Monagas y Luisa Auyanet. El profesor de Teoría de la Literatura recordó que, aunque Eugenio Padorno se jubilara hace ya dos años como profesor universitario, el libro no ha podido salir adelante hasta ahora por el tema de la crisis, pero reconoció que tanto los escritores como los artistas "colaboraron inmediatamente".