"Las empresas farmacéuticas no quieren abordar el problema de la resistencia de los antibióticos porque no les sale rentable, son medicamentos muy baratos y las infecciones se curan en una o dos semanas. Espero que cambien su actitud porque si no apuestan por hallar moléculas más resistentes, en 20 o 30 años volveremos a la era pre-antibiótico, cuando la gente moría de infecciones", afirmó ayer Ada Yonath, Premio Nobel de Química en 2009 por sus estudios sobre la estructura y función de los ribosomas.

La científica israelí, impartió la conferencia Ribosomas y antibióticos... Los osos hibernan y escalamos el Everest en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en el marco del encuentro Nobel Forum, que durante el lunes y ayer reunió en la Isla a cinco Premios Nobel y especialistas de reconocido prestigio internacional en Economía, Salud, Ingeniería y Cooperación Internacional.

Durante la sesión de la mañana, que comenzó con una mesa redonda sobre Salud y retos para el futuro, Ada Yonath animó a los estudiantes de Medicina a sumarse al objetivo de convencer a la industria farmacéutica para que dirigía sus esfuerzos hacia el desarrollo de antibióticos más resistentes "porque estos fármacos son maravillosos pero serán inútiles en unas décadas si no hacemos nada al respecto. El mensaje es que es positivo que un paciente se recupera en dos semanas por tomar el antibiótico adecuado, porque si fallece, la industria farmacéutica se queda sin clientes".

Respecto a la recesión económica y sus consecuencias en los recortes en investigación, la Premio Nobel hizo hincapié en la necesidad de que las decisiones políticas cambien las prioridades en beneficio de la humanidad. "No hay que seguir diciendo que no hay dinero, la investigación espacial continúa, y no sé por qué los medicamentos o antibióticos no son equivalentes en importancia a la guerra de las galaxias", indicó.

Ada Yonath desarrolló una clase magistral sobre los ribosomas y el camino que la condujo a conocer cómo funcionan a nivel atómico, descubrimiento que abre las puertas al desarrollo de nuevas generaciones de antibióticos más eficaces e inocuos.

La química admitió que en el descubrimiento intervino la suerte en cierto modo, porque tras un accidente en bicicleta que la obligó a permanecer un tiempo en reposo por un golpe en la cabeza, "tuve más tiempo para leer y documentarme" y llegó a sus manos un artículo sobre una delegación de científicos que viajaban al Polo Norte para estudiar el metabolismo de los osos en periodo de hibernación. "Eso me hizo pensar que si los osos polares hibernan es porque son capaces de generar vida dentro de sí durante todo ese periodo de letargo. La naturaleza le da a los osos mecanismos para que los ribosomas se organicen periódicamente".

Esto la llevó a iniciar el estudio de los ribosomas en bacterias que sobreviven en condiciones extremas, como es el caso del geobacillus stearothermophilus, un microorganismo que devora los peces que llegan del río Jordán y que sobrevive a las condiciones de extrema salinidad del Mar Muerto.

A partir de ahí comienza una etapa que ella definió como la subida al Everest, que era poder demostrarlo empíricamente a través de la cristalografía de rayos X, que esos microorganismos toleraban la cristalización en la propia sal tras la evaporación del agua.

Ese fue el camino que le condujo a descifrar la estructura de los ribosomas, y a ganar en 2009 el Nobel de Química junto con Venkatraman Ramakrishnan y Thomas A. Steitz, con quienes diseñó el mapa atómico tridimensional del ribosoma. Con él, Yonath, Steitz y Ramakrishnan lograron enseñar al mundo el patrón que sigue el ribosoma que transforma la información genética del ADN en proteínas y, por tanto, en vida. "Nos sentimos como si hubiésemos escalado el Everest, fue un camino muy largo", informó.

La utilidad de este hallazgo tiene su acción más inmediata en el desarrollo de nuevos antibióticos más resistentes. "Al conocer cómo se crea vida en una célula, también se puede invertir el proceso y atacar la de las bacterias multirresistentes, por lo que el mapa atómico del ribosoma puede ayudar a desarrollar antibióticos más precisos y eficaces".

El conocimiento de las funciones más recónditas del ribosoma es fundamental porque la mayoría de los antibióticos de hoy en día curan algunas enfermedades mediante el bloqueo de la función de los ribosomas bacterianos. Sin un ribosoma en funcionamiento, la bacteria no puede sobrevivir. De ahí que sean un elemento tan importante para los nuevos fármacos.

Precisamente, los estudios de Ada Yonath se centran en la actualidad en la búsqueda de nuevas formas de atacar los ribosomas bloqueados por algunos antibióticos para crear esa nueva generación de medicamentos menos perjudiciales para la salud.