Un dispositivo de geolocalización de personas mayores, diseñado en apenas dos días por un grupo multiprofesional de jóvenes, se alzó con el primer premio Cátedra Telefónica de la Universidad de Las Palmas, el premio Videolan y el premio nacional Wayra en el maratón tecnológico Hack for Good, una iniciativa dirigida a desarrolladores sociales que se celebró durante los días 1 y 2 de marzo, de forma simultánea en Madrid, Barcelona, Bilbao, Las Palmas de Gran Canaria, Valencia y Valladolid.

El proyecto Fambraz: Dispositivo localizador de personas perdidas/mayores fue diseñado por los ingenieros informáticos Aarón Martínez, José Manuel Gil y Pablo Gil, el ingeniero en Telecomunicaciones Miguel Gil, la animadora gráfica Yesenia Acosta, el diseñador y especialista en imagen corporativa Óscar Socorro, y la presidenta de la Asociación de Discapacitados Canarios Melody, Gisela Acosta.

Todos pusieron su granito de arena para crear una pulsera de localización para personas que tienen familiares mayores viviendo solos, o con patologías como el Alzheimer. "Surgió por mi abuela, que vive sola en Madrid, no quiere venirse con nosotros porque prefiere sentirse independiente. A veces sale de casa y está todo el día fuera y se le olvida el móvil. Lógicamente cuando llamamos varias veces y no nos contesta, nos preocupamos, e incluso hay que movilizar a toda la familia por si le ha pasado algo. Al final, resulta que simplemente ha salido con sus amigas", apuntó Aarón Martínez.

De ahí partió la idea de diseñar un sistema GPS, que permita conocer en tiempo real, a través de un móvil o una tablet, donde está una persona, "sin depender de si tiene teléfono o no, y sin tener que molestarla en todo momento".

La persona mayor o usuario de la aplicación llevaría una pulsera con sistema GPS, botón de alarma, sensores de constantes vitales... "Podría ser un móvil, pero se puede olvidar en casa, mientras que una pulsera la puede llevar siempre puesta, como cualquier joya", afirmaron los autores de FramBraz. "Una vez que teníamos claro el objetivo, le fuimos añadiendo más operatividad, como la incorporación de sensores biométricos (pulso, nivel de oxígeno en sangre, temperatura), además de un botón del pánico que puede pulsar si ocurre algo e inmediatamente salta la alarma al móvil de sus familiares".

Lo novedoso de este sistema, además de ser una alternativa de bajo coste respecto a lo que ya existe en el mercado, es que se ha diseñado bajo la filosofía de código abierto, basada en el sistema OpenSoftware y OpenHadware. "Surgió en el Hack for Good, dirigido a resolver problemas sociales, vimos la necesidad de crear algo que pudiera ser mejorable por la comunidad. Es decir, que cualquier persona se puede bajar el código o los planes, y si ve alguna mejora o puede añadirle funcionalidad, que lo haga y lo comparta con la sociedad".

Este tipo de modelo de negocio está cada vez más arraigado en países como Estados Unidos -Google es un ejemplo-, donde existen empresas que han logrado una alta rentabilidad a través del mismo. "La idea era generar un producto social, que pudiera crecer con la ayuda de la comunidad. Nosotros, que somos los fabricantes, incorporamos esas ideas al producto y lo vendemos. Eso es lo que diferencia esto de otras soluciones que existen en el mercado".

Esta filosofía abierta a la comunidad se extiende también a la comercialización del producto, dado que los jóvenes barajan la idea de sumarse al movimiento crowdfunding, término en inglés para designar la financiación o microfinanciación colectiva, o cuestación popular. "Sería una inversión social, es decir, como una preventa, se podría comprar a través de internet el producto antes de estar en el mercado, adelantas un dinero y consigues ser uno de los primeros en tenerlo en casa una vez que esté fabricado. Al mismo tiempo es una forma de testear la demanda en el mercado, comprobar el interés de la gente por comprarlo. Es como un test, si lo pasas se fabrica y si no pues se queda en una idea".

El futuro del dispositivo, por tanto, estará en manos de la sociedad, entorno del que surgió la idea del mismo a través del maratón Hack for Good, en el que Canarias ha participado por primera vez este año a través de la Cátedra Telefónica de la ULPGC. "En tan poco tiempo aprendimos la importancia del marketing a la hora de vender una idea y de la fuerza que gana un proyecto cuando cuentas con un equipo multidisciplinar".