En España la conoce todo el mundo por su papel de Estela Reynolds en la serie de televisión La que se avecina. Pero Antonia San Juan (Las Palmas de Gran Canaria 1961), actriz, directora teatral, empresaria -además de diseñadora, pintora y poetisa en ciernes-, es también cineasta. Con el primero de sus cinco cortometrajes, V.0. (2001), se convirtió en la primera directora canaria nominada a un Goya. El próximo 30 de mayo estrena en los Yelmo Cineplex de las Islas su segundo largometraje tras la cámara, Del lado del verano" donde también actúa. Una comedia ácida e irreverente que también es un retrato certero de la vida en los barrios humildes de Canarias. Con Macarena Gómez y Eduardo Casanova como protagonistas fue rodada íntegramente en Gran Canaria.

¿Qué tal se lleva Antonia San Juan con Estela Reynolds?

Estoy encantada de la vida con ese personaje. Me ha dado una gran popularidad. Gracias a ella lleno los teatros.

El público tiende a identificar al actor con los personajes que interpreta. Y es cierto que hay actores y actrices, como usted, que se imponen sobre ellos. ¿Qué hay de Antonia San Juan en Estela Reynolds?

Nada. Ningún personaje que hago se me parece. Respecto a la primera afirmación, que te encasillen como actriz demuestra que tu trabajo ha tenido repercusión. Es decir, que ha gustado. Así que de alguna manera lo que todo actor busca es que lo encasillen.

¿Cómo afecta la crisis a Antonia San Juan?

Llegué a sostener una empresa pagando quince nóminas con lo que sacaba de mi trabajo en el teatro. La subida del I.V.A. al 21% en septiembre pasado nos ha dejado sin margen. Con el teatro ya no ganamos dinero. Aquella empresa ya no existe. Y la televisión sigue, pero paga menos.

Hablemos ya de 'Del lado del verano'. Lo primero, ¿por qué la gente debe acudir a verla?

La gente no debe ir. No es una obligación. Hago una película y la ofrezco. Mi deseo ha sido hacer una película muy canaria, muy analítica, terapéutica y con mucho conflicto. Es un filme que retrata a la gran mayoría de los canarios, que son los de las clases sociales bajas. De ahí provengo. Conozco eso. Lo he visto y vivido.

¿Por qué 'Del lado del verano'?

Por una expresión que recuerdo de cuando era una niña. Entonces -al menos en mi casa- al colchón se le daba la vuelta según fuera invierno o verano. Se utilizaba el mismo colchón, pero había una cara que servía para el invierno y otra para el verano. Así que llegaba el 21 de junio y mi abuela decía que había que ponerlo "del lado del verano." El verano es una estación "fuerte", un momento del año en que las cosas cambian, la época en que hacemos balance de las cosas y miramos al futuro. Todo eso tiene que ver con lo que cuenta la película.

Además de desarrollarse en las Islas, la película refleja una cierta forma de ser isleña. A mi juicio mejor que ninguna otra en la historia del cine en Canarias. Esto es algo que usted explota en sus monólogos, que son universales, sí, pero reproducen en clave actual modos de ser y expresarse inequívocamente canarios.

Tiene que haber una manera de contar las cosas de una forma auténticamente canaria que pueda llegar a todos los lugares. Esta búsqueda de lo universal debe huir de lo endogámico. Ser expansiva. Ofrezco un cine genuinamente canario.

Sus dos largos han apostado por las Islas como lugar de rodaje. Y por usar actores y técnicos canarios.

Invertir en las Islas el millón y medio de euros que reuní para esta película es empeño mío. No lo hago por necesidad ni porque me convenga. Quiero seguir rodando aquí, pero solo podré hacerlo si me ayudan. Tengo seis guiones escritos y todos tienen que ver con Canarias. La crisis del cine siempre ha sido por la falta de guiones, las historias que contar. Yo tengo los guiones. Me falta el dinero. Aprovecho para decir que me encantaría que los empresarios no solo inviertan su dinero en causas solidarias que casi siempre sirven para hacerse una foto y poco más. Si de verdad quieren hacer algo por los desfavorecidos, que pongan su dinero en iniciativas que favorezcan la cultura.

¿De qué se siente más satisfecha de su película?

Lo que más es que superó mis expectativas. Lo que imaginé, escribí y dirigí ha sido mejor en el resultado final. Estoy especialmente satisfecha de cómo ha quedado la música de Igor Marcus. También de que logra reflejar bien, a mi juicio, el espíritu de barrios como Jinámar, Las Chumberas o Escaleritas, que normalmente no salen en las películas. Además, estoy muy contenta con esta película porque reconoce -y dignifica- el trabajo de Blanca Rodríguez y Sara Guerra, dos actrices canarias muy grandes.

Lleva realizados cinco cortos y dos largos. ¿Qué le resultando más difícil a la hora de abrirse camino en el panorama cinematográfico?

Con mi primer largometraje, Tú eliges, lo tuve todo en contra. Pero quedé contenta. Era la primera película. Llegué a Madrid con 19 años con una mano delante y otra detrás. Mi madre limpiaba casas, mi padre guagüero. En vez de dinero me mandaban comida, lo que podían. Tollos, queso majorero, batata, plátanos. Salí adelante. Escribir, contar historias, dirigir actores, todo eso lo sé hacer. Lo que me está resultando más complicado es conseguir el dinero.

¿Qué opina del panorama político y social de España?

Cuatro listos se han quedado con el dinero del país. Banqueros, los urdangarines, los bárcenas? Se han encargado de empobrecerlo. Parece un complot. Al resto nos toca ahora sobrevivir. Lo realmente duro es que mientras se busca la comida no puede cultivarse el pensamiento.

Antonio Muñoz Molina escribió recientemente: "España es un país donde quienes se dedican a la literatura o a las artes, la música y el cine incluidos, despiertan un rechazo visceral entre muchos de sus compatriotas".

España es un país que ha celebrado la ignorancia. Aquí no ha habido cambio, aunque se diga lo contrario. Eso es, precisamente, el motivo de que sea optimista. El cambio puede producirse. Pero no se puede pensar que vamos a salir de la crisis barriendo debajo de la cama cuando sabemos que toda la casa está llena de mierda. Hoy está todo igual o peor que en el siglo XX. Hay mucho por hacer, que decir. La mujer tampoco ha mejorado. Las nuevas generaciones deberían preocuparse por cultivarse. A ver si conseguimos llegar a una sociedad preocupada por el pensamiento y no por la supervivencia como la actual.

La principal distribuidora y exhibidora de cine independiente española anunció que cierra el noventa por ciento de sus salas. Sin canales de distribución y exhibición remunerados, ¿cómo es posible pensar hoy en día en dedicarse a hacer cine?

Esto no me provoca incertidumbre. Igual que se cierran unos canales se abren otros. El éxito de Paco León con la distribución de Carmina y revienta (2012) es para tenerlo muy en cuenta. A lo mejor lo que hay que hacer es profundizar en una nueva forma de hacer las cosas. Puede que estemos en un momento similar al que se vivió cuando el tránsito del mudo al sonoro en los años treinta del siglo pasado. ¿Significó eso el final del cine?

Nómbreme a personas que sean para usted referentes.

Luis García Berlanga, Pedro Almodóvar, Samuel Beckett. A Woody Allen lo adoro, haga lo que haga. Mis libros de cabecera tienen que ver con el psicoanálisis, con Freud y Lacan. Me gusta mucho la poesía. Pero todo esto mezclado con lo cotidiano. Estoy en el mundo. Veo la televisión, vivo la realidad. Si no fuera así, uno no vive.

¿Qué es lo que más ambiciona Antonia San Juan? ¿Cuál es su objetivo?

Convertirme en una gran directora de cine. Sé que necesito rodearme de los mejores profesionales y de gente que sepa conseguir el dinero necesario. Todo es más complicado siendo mujer y actriz. Pero no voy a desistir.

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