La costa sureste de Gran Canaria vivió este verano, y probablemente buena parte de lo que quede de otoño, con la compañía del Sphyrna mokarran, o tiburón martillo, un gigante cuyo mayor peligro para los bañistas no va más allá del susto al encontrarlo. Uno de los ejemplares de un pequeño grupo, "de al menos cuatro individuos", fue fotografiado por el buceador del club local Gran Azul, Antonio Santana. Es una imagen lejana, algo difusa, pero que muestra el contundente tamaño del escualo, cuya aleta dorsal zigzagueando por la superficie de Melenara dio pie a un revuelo veraniego en la zona.

"La cornuda", como se le llama aquí de antiguo, "está de moda en Telde", sentencia Santana, pero confiesa que es la primera vez que ha visto juntos a "cuatro". Él, como otros buceadores y expertos, considera que las jaulas de acuicultura son, entre otros factores, el engodo que atrae a S. mokarran a las aguas de aquella costa. No van al pienso con el que se alimentan las lubinas sino a merendarse los peces más pequeños que sí lo consumen de los fondos, o los alevines que escapan de las granjas. El tiburón martillo es una especie vivípara, como subraya Gabriel Jiménez, de la cofradía de Agaete, que da a luz crías vivas, y por tanto elige las aguas someras de la costa para parir, "especialmente en septiembre, como se conoce de toda la vida".

Ambos coinciden en que jamás se ha reportado el más mínimo daño por un encuentro casual entre un bañista y un martillo. El pescador asegura que "tiene la boca mal amañada para herir a alguien", y el buceador asegura que "huye como un conejo", cualidad que lo hace tan difícil de fotografiar que el prestigioso Open FotoSub El Hierro no ha logrado retratar ninguno en sus 17 años de existencia.

Pero el tiburón martillo no está solo, ni muchísimo menos en una Canarias colocada en el cinturón subtropical y donde varias especies de escualos se encuentran en su salsa. Y entre ellas brilla con luz propia el tiburón solrayo, también conocido como el Monstruo de Malpelo o tiburón dientes de perro.

Antonio Santana se fue a El Hierro exclusivamente para quedar con él. Y lo logró -otro Euromillón para el teldense- en un avistamiento del pasado año que supone un gran hito para el currículum de cualquier buceador. Un recuerdo de por vida: "Este sí que impresiona un poco", relata, "y pude bucear al principio con un poco de miedo pero luego nada. Una hembra, de casi cuatro metros, navegando 40 minutos entre 10 y 12 metros de profundidad. No se me va a olvidar".

A quienes tampoco se le olvidarán es a los hermanos Francisco y Armando del Rosario Pinilla. Armando es biólogo marino y se encuentra en Galápagos estudiando poblaciones de tiburones y Francisco ha sido campeón de España de apnea y es redactor y fotógrafo especializado en submarinismo. Fundadores del grupo The Ocean Brothers junto con Armiche Ramos Quintero, licenciado en Ciencias Ambientales y profesor de Biología y Geología en el IES Las Veredillas, son premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine Submarino de San Sebastián 2010 por un documental en el que grabaron por primera vez al espectacular solrayo en el Mar de las Calmas, tras descubrirlos en 2005 y pasar días grabándolos y estudiando su comportamiento. En www.theoceanbrothers.com se puede visionar este excepcional trabajo.

Odontaspis ferox llega a medir hasta 3,6 metros. "No atacan ya que son hembras embarazadas que buscan aguas tranquilas para la parte final de la gestación", explica el profesor. "Para compartir sus aguas no hay que mostrar miedo, pero sí mucho respeto y guardar un mínimo de cordura sin incomodarlas, pero para avistamientos ocasionales con cualquier otro escualo con síntomas de nerviosismo hay que permanecer quietos y en caso de que se acerque demasiado a tu radio de acción se debe hacer un movimiento hacia él, un geito para mostrarle que puedes atacar, que eres capaz de enfrentarte a un ser que no tiene muchos enemigos naturales. Es un farol, porque si percibe miedo o aspavientos de huir en retirada sí que va a pensar que eres una presa fácil..."

Los episodios de ataque de tiburones en Canarias son en realidad de defensa. Como a los pescadores que han sufrido un chasquido tras enredarse en redes o subirlos a bordo. "Pero es como si a un ganadero le pisa la vaca", ilustra Armiche Ramos.

Pero, ¿los avistamientos de este año en Telde y los nuevos inquilinos de El Hierro implica que hay más? Depende. Para Carlos Minguell, director técnico del Open Fotosub Isla de El Hierro, rotundamente no. Todo lo contrario. "En 20 años buceando no he visto ninguno, salvo un martillo en superficie lejísimo. Son especies escasas, poco frecuentes, muy cotizadas para los buceadores y que despiertan mucha expectación. Dar con marrajos, tintoreras, y especialmente martillos, es como una anécdota porque rehuyen el contacto humano. Minguell denuncia la pesca masiva de estas especies cotizadas en Asia por sus aletas, que está diezmando las poblaciones del mundo. Igual piensa Gabriel Jiménez, con unos arrastreros de la península en los zaguanes oceánicos del Archipiélago que se llevan todo por delante "a 12 millas de nuestras costas".

Mapa y censo de tiburones

Sin embargo, para otros expertos, como el catedrático de Biología Marina de la Universidad de Laguna, Alberto Brito, o Fernando Herrera, de la Dirección General de la Naturaleza del Gobierno de Canarias, y según han sostenido en diversos foros, el calentamiento de las aguas superficiales está acomodando aquí a especies tropicales. Son episodios como el del tiburón ballena, el pez más grande del mundo, aparecido en El Hierro en 1993 y que desde entonces se deja ver en un entorno que incluye La Gomera y La Palma. Pero la sobrepesca también la cita Brito como posible causa para echar de menos desde los 70 a residentes como la pintarroja o el pez sierra.

En cualquier caso el mapa y el censo de tiburones en Canarias está por hacerse. Existen iniciativas para fichar los avistamientos y poder así realizar un estudio en profundidad. La Universidad de La Laguna, en un trabajo realizado hace tres años contabilizó unas 20 especies que se pueden encontrar regularmente en cualquier inmersión, que incluyen el otro gran tesoro -cetáceos aparte-, de los fondos isleños: las mantelinas, chuchos y rayas, o las majestuosas dos especies de mantas gigantes o maromas y a la que Ramos le otorga un sobresaliente 9,5, ´empatada´ con el solrayo, o el tiburón ballena en las excursiones al mar, tanto buceando como en apnea. Raquel de la Cruz, del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la ULL, cifra entre las que se dejan ver y las que no un total de 80 especies

Como el angelote, un pequeño tiburón aplanado, parecido a las mantas y rayas que se posa en los fondos arenosos y que, pese a su menor monumentalidad; sin embargo, sí que se hace notar -vía dientes-, si se le pisa accidentalmente, como le ocurriera hace pocos años a un pequeño bañista en Sardina del Norte, el gran reducto canario de rayas, mantas y quimeras, con permiso del imbatible Mar de las Calmas o los ricos fondos del Cabrón, en Ingenio, o los de Giniginámar en Fuerteventura.

Esta riqueza natural es un motor económico. En ese mismo estudio de la Universidad de La Laguna calculaba los ingresos por la presencia de los cartílagos en Canarias en 10 millones de euros, ya que un tercio de los buceadores que llegan aquí -el mejor destino del mundo de fondos volcánicos y aguas templadas, según Minguell, y entre los 50 mejores del planeta, según Ramos, en el ranquin de los sistemas marinos- vienen exclusivamente para navegar entre rayas y tiburones.

Un fenómeno que solo se da en el archipiélago canario, ya que en la Península y Baleares "aporta poco valor financiero". El canario Suso Rodas Medina, que milita en Greenpeace, explica desde Italia que según ese documento, titulado Bucear con tiburones y rayas en España, y en el que participaron Shark Alliance y el laboratorio de ideas Nef (New Economics Foundation), el 1 por ciento del turismo en Canarias viene a practicar inmersiones, "lo que genera 10 millones de ingresos directos y 245 empleos en los centros de buceo de los que 3,6 millones y 87 empleos se debe a rayas y tiburones".

"Pero aún más", añade Rodas, "ya que si se incluyen las actividades indirectas se alcanzan los 49,7 millones, con 1.206 puestos de trabajo, de los que 17,7 millones y 429 empleos están vinculados a la observación de tiburones y rayas".

Álex Bartolí, biólogo de Shark Alliance, sentencia que "vale más un tiburón vivo que muerto, ya que genera beneficios sostenidos durante lustros por su largo ciclo vital y aboga, al igual que Suso Rodas, organizaciones como Oceana, clubs de buceo, u organizaciones de fama internacional como el Open Fotosub Isla de El Hierro, en preservar este fabuloso patrimonio y convertir a Canarias en un templo del mar.