Josefa Eva Pérez es una madre atípica, tras haber criado a tres hijos que ya son mayores (Aitor, Oscar y Carolina), se lanzó a la aventura de ser madre de acogida. Y hoy en día vive en su casa un menor de trece años que manifiesta estar encantado con su familia de acogida. Y a una bebé de 28 días, a la que acogió el pasado cuatro de diciembre, en acogida de emergencia, y que ya se ha ganado el corazón de todo el clan familiar.

La idea surgió al ver el anuncio que hizo en octubre pasado la Consejería de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias, que pretende que, los menores en desamparo, y bajo su tutela, crezcan en un hogar rodeados de calor y cariño. Josefa consultó con su hijo Aitor, que convive con ella, la decisión de apuntarse en esta iniciativa y ambos coincidieron que era una buena idea.

Tras varios meses sin noticias al respecto desde la Dirección General del Menor, que es la que lleva a cabo todos los trámites, un buen día recibió una llamada de teléfono donde se la citaba a acudir. Eva señala que "fue una gran sorpresa, pensé, que a pesar de haberme apuntado como familia acogente, por mi situación personal- tengo tres hijos y estoy divorciada- no me tendrían en cuenta. Y no fue así, ya ves que ahora mismo tengo dos menores en mi casa, como miembros más de la familia".

El mayor de ambos se integró en la familia durante el verano y ahora acude a clase a diario en un colegio cercano. "Es un niño muy responsable y aplicado- explica Aitor, el hijo mayor de Josefa- no tenemos que estar detrás para que se levante cada mañana, se prepara sus cosas para clase y va caminando hasta el centro. Lo cierto es que no hay que empujarlo para nada, se ha metido de lleno en la familia y ya es uno más".

La bebé, de menos de un mes, que ahora han acogido, lleva apenas una semana con ellos. "Me llamaron para preguntarme si quería ser madre de acogida de emergencia, algo que sé es transitorio, y les dije que contaran conmigo. No hay más espacio para un niño mayorcito, pero un bebé sí, porque duerme conmigo en su cuna en mi habitación, con lo que su espacio es menor".

Aitor, de 28 años, es el otro miembro de esta prole diferente. Ahora mismo se encuentra estudiando, "los niños no me molestan, en absoluto, ya los considero miembros de mi familia. Tengo claro que no se quedarán para siempre, bueno, al menos la chiquitilla, pero sabiéndolo de antemano no es problema. Seguro que cuando se vaya la echaré de menos, pero, al menos sabré que irá con una familia, por su bien, y eso me basta".

"A éste otro- señala al menor de 13 años, sonríe y le hace un gesto cariñoso- lo más probable es que se quede hasta que él quiera. Igual le pasará lo mismo que a mí, no me voy de casa, hasta que mi madre no me eche", revela Aitor. "Pero, no, nunca ha sido un problema y creo que jamás lo será. Estoy encantado con la decisión que tomó mi madre y la apoyo por completo".

La acogida es un tema que tratan con normalidad delante del niño, y éste sabe que no son familia biológica, pero comenta con timidez que se siente en feliz y a gusto. No ha perdido el contacto con su madre de la que recibe noticias a través del teléfono.

"El niño estará con nosotros hasta que él quiera, tiene 13 años, y su situación está igual, con lo que estará en casa hasta que decida él, por su puesto. La niña es diferente, ya se le está buscando una familia de acogida, aunque me cueste, porque en estos días ya le hemos cogido cariño, pero se irá cuando lo indique la Consejería".

Esta familia afirma que el trato con la Administración siempre ha sido "exquisito y en todo momento nos informan y ayudan en las cuestiones que les planteamos. Además, desde Aldeas Infantiles estamos en contacto constante con sicólogos y terapeutas que nos llaman para informarse de los progresos tanto del niño, como ahora de la niña. Y he de destacar su apoyo casi diario para cualquier cuestión. Por ejemplo, ahora con la bebé ellos me han dado la cuna, ropa y lo que le haga falta".

Esta familia recibe ayudar desde la Administración canaria por tener a ambos menores en régimen de acogida. Y afirma, la madre que llega de manera siempre regular, y es una prestación para los gastos que genere el menor. Aunque "no lo hice por eso, porque nos mantenemos sin ahogos, pero siempre viene bien la ayuda".

Desde que se apuntó hasta que la llamaron para la entrevista personalizada pasaron meses. Y después , en junio llegó la esperada llamada, para la cita con la psicóloga. "Duró una media hora, me preguntó muchas cosas a las que respondí con sinceridad. Tras esto, cuando no avisaban pensé que no daba el perfil correcto. Ahora los tenemos a los dos y estamos muy contentos y felices de compartir nuestra vida con ellos. Y mi familia están loca con los niños, ahora más con la bebita, le han hecho mimos, regalos, vienen a verla, me llaman para preguntar por ella".

Aitor corrobora las palabras de su madre Josefa Pérez, y añade que "tendrías que conocer a mi familia, estamos todos un poco locos, pero nos llevamos bien, y ahora han integrado a los niños como si fueran nuestros. Y mi hermana que está estudiando fuera, que viene ahora por Navidad, está deseando conocer a la pequeña".

Ambos saben que el futuro de los menores no está en sus manos. Esperan que el joven de 13 años, sí que comparta mayor tiempo con ellos, pero la niña, estará un tiempo breve, "duele un poco pensarlo, pero es lo que hay", dice Aitor.