Alejandro Sosa y Juan Antonio habían ya adoptado a la pequeña Paula, que hoy tiene tres años, cuando decidieron acoger a dos niños en situación de desamparo y bajo la tutela del Gobierno canario,

aunque uno ya no está con ellos. Han cumplido así el sueño de ser una gran familia: "Creemos que hay mucho amor por dar, además de muchos niños que necesitan de una familia para salir adelante. Nos animó una amiga. Y eso ya nos decidió a dar el paso definitivo, y éste nos enseñó que el amor crece cuando se reparte", comentan los miembros de esta pareja homoparental.

Su deseo de ser padres había estado latente durante su relación, y tuvieron claro que era una asignatura que no dejarían pendiente. "Por Paula nos casamos, no es que fuera una prioridad entre nosotros, pues estábamos bien juntos, pero era una de las condiciones de la adopción, y la cumplimos con gusto", explica Alejandro.

"Una vez conocimos el Plan de Acogida Familiar de la Consejería de Políticas Sociales, sin dudarlo nos lanzamos a llamar y que nos incluyeran entre las familias. Además, muchos de los técnicos con los que tratamos para esta iniciativa los conocemos debido a que son los que en su momento nos ayudaron en el tema de la adopción, con lo cual nos conocían de sobra", añade Alejandro, que se disculpa por tomar la palabra, pero Juan añade "es una idea de los dos, y yo estoy de acuerdo en todo lo que dice".

Paula, la hija de ambos, lleva la convivencia "con absoluta normalidad. Yo creo que los niños se adaptan a los cambios con mayor y más facilidad que nosotros los adultos", manifiesta Alejandro. "Sí que sabe que no son sus hermanos, y nos cuestionó en su día por qué estaban en casa, y le respondimos que sus padres estaban malitos y durante un tiempo se iban a quedar con nosotros, su respuesta, ¡Ah, vale! Cuando el otro niño se marchó, nos preguntó a los dos días, que dónde estaba. Le contamos que sus padres ya estaban mejor y había vuelto con ellos. Y con absoluta tranquilidad respondió, bien", manifiesta Juan.

Ambos afrontan el hecho de que el niño no se quedará con ellos con sosiego. "Si es algo que muchas personas nos preguntan cuando les contamos nuestras circunstancias. No veo justo para el niño que estemos pensando en cuando se lo lleven. Queremos darle lo mejor, todo el amor, criarlo como un hijo más. Y si nos dicen, ¡mañana se va!, pues cuando se vaya, ya lloraremos", confiesan Juan y Alejandro.

Así también comentan que "si Paula en algún momento se hubiera sentido molesta o rechazara a los otros niños, abandonaríamos el proyecto- indica Juan-, pero se le explicó que ambos menores estarían durante un tiempo con nosotros y no hubo problema ninguno con ella. Es la primera que aceptó sin incidente alguno la situación" corrobora Alejandro.

El día a día en esta familia es como la de cualquier otra, "levantarnos, prepararnos, cambiar pañales, hacer biberones, llevar a Paula al colegio, no sé. Sí que tenemos todo muy regularizado, porque creemos que los niños sobre todo necesitan reglas y una rutina", señalan ambos.

Por otro lado, el ser ahora mismo padres de acogida les ha aventurado a "preparar los papeles para una segunda adopción. Sí que teníamos presente en todo momento que no queríamos que Paula fuera hija única, y pensábamos adoptar, y ahora con todo esto, ya estamos los trámites. Aunque, si tenemos otro niño, no dejaremos el programa, porque creemos en darles muchos amor y cariño y un hogar lleno de felicidad y calor".

"Creo que nuestra casa es juguetes por todas partes, y un trabajo constante, pero no me pesa", aclara Alejandro, el "amo de casa", como se definió. "Me gusta, preparar a los niños, estar pendientes de ellos. Ahora mismo, no estoy trabajando porque decidimos que mientras Paula fuera aún pequeña me quedaría en casa. Y ya después se verá".

La familia está encantada con su decisión, aunque no dejan de recordarles que puede ser duro. Pero su respuesta es la misma "hay que vivir día a día y disfrutar de estos momentos que pasamos con ellos, cuando tenga que irse pues lo hará, pero mientras, lo pasamos lo mejor posible todos juntos".

Alejandro apostilla, "hay que tener presente, en todo momento que los hijos, ni siquiera los propios, son tuyos, son personas independientes de por sí. Sí dependen para que los críes y saques adelante, pero no son una propiedad. Así que al acoger a niños, es una idea igual. No son tuyos, pero sí que mientras esté, se le trata como un hijo más de la familia".

Su experiencia es enriquecedora y muy entrañable, y por este motivo animan a todo el mundo a que se preste a este tipo de acto solidario. "Que la gente cambie el chip, que no piense que los hijos son únicos. Estos niños se les acoge, se les presta una ayuda , se les da una familia, algo que no tienen en los pisos tutelados. No es que los traten mal, ni nada parecido. Pero es personal que están allí ocho horas, y aunque les den cariño, ellos tienen turnos. Una familia está ahí, para ti, las 24 horas del día".

Afirman no tener relación con la familia del menor que tienen acogido, porque sus circunstancias son complicadas. Lo aceptan, y "si en un futuro quieren conocer quienes somos pues estamos encantados. Paula estuvo dos meses con una familia de acogida, y ahora mismo, tenemos relación con ella. Y hablamos, les contamos de ella, mandamos fotos. Y nos gustaría con los niños que estamos, pero no es decisión de la familia".

"Nosotros estamos devolviendo el favor que en su momento una familia hizo por nuestra Paula. Y lo seguiremos haciendo el tiempo que podamos. Porque, además, donde hay niños hay alegría y risas. los niños necesitan una infancia y que alguien se dedique a ellos, por eso animamos a todos a que se integren en el programa, porque es muy satisfactorio" aseveran Juan y Alejandro.