"Cuando encuentras algo que no ha visto nadie antes, sientes una gran emoción. En el resto de las inmersiones lo que se siente allá abajo es una gran tranquilidad". A partir de los cinco metros hace falta añadir luz artificial para obtener fotos buenas y bien iluminadas.

Es lo que ha relatado a Pellagofio el buceador profesional Israel Rodrigo Chans, gallego afincado en la ciudad de Las Palmas, con experiencia de varios años como buzo de la Armada y en la actualidad con su propia empresa de servicios en el Puerto de La Luz (Barge and Boat Services).

Su profesión es también su gran afición y muchos fines de semana los dedica a subirse a una zodiac con su amigo Dirk Tulkens (belga y también con empresa propia de buceo, en este caso para deportistas en su Top Diving de Puerto Rico), para buscar pecios sobre los que previamente han investigado, rastreando el fondo marino allí donde creen que puede haber algo.

Es así como han localizado en los últimos años cuatro aviones sumergidos en la costa sur-sureste de Gran Canaria, de los que nadie anteriormente había sabido nada a partir de sus respectivos accidentes y hundimiento.

"Yo no presto atención a los peces, lo que me gusta es la chatarra y las cuevas", sonríe Israel al explicar su gran pasión: buscar pecios. Su hallazgo más importante (por el buen estado del aparato) ha sido un C47 (versión militar del DC3 norteamericano) del Ejército del Aire español.

La importancia del descubrimiento hizo que llamara a su amigo científico y buceador Arturo Boyra López (Oceanografica: Divulgacion, Educacion y Ciencia SL) para que le acompañara y sacara fotografías con focos, pues él sólo lleva una pequeña GoPro ("A mí, en cambio, lo que me gusta son los peces de colores, más que la chatarra", bromea Arturo al comentario anterior de Israel).

"A partir de los cinco metros hace falta añadir luz artificial para obtener fotos buenas y bien iluminadas", dice el director de Oceanográfica, que dispone de un equipo fotográfico profesional para submarinismo.

Un C47 visitable por dentro

Lo que encontraron fue al Douglas C47 de la 904 Escuadrilla de la Base Aérea de Gando que tuvo que realizar un amerizaje de emergencia, el 2 de octubre de La tripulación del C47 pudo ponerse a salvo en un bote salvavidas1973, frente a las costas de Arguineguín y se hundió a los 10 minutos.

La tripulación pudo ponerse a salvo en un bote salvavidas y fueron rescatados por unos pescadores que los llevaron a la playa de Santa Águeda. El hundimiento del bimotor fue por su proa, de ahí que a los 65 metros de profundidad a que se encuentra ahora tenga el morro algo aplastado, pero el resto del aparato está intacto y se puede incluso bucear por su interior (la versión militar del DC3 sustituye la pequeña puerta de acceso del pasaje por una puerta de carga más grande).

"Fue difícil de encontrar, estuvimos bastante tiempo barriendo la zona con la sonda", explica Israel. La profundidad del lugar también hace la inmersión más complicada, sólo apta para buceadores muy preparados.

Cuatro botellas por buzo

La inmersión la realizan con cuatro botellas para respirar: una bibotella a la espalda -con una mezcla más baja de oxígeno (18%), además de helio (35%) y nitrógeno (el resto del contenido)- y dos botellas más, una a cada lado del cuerpo -la nitrox 50 con oxígeno y nitrógeno en la misma proporción, y otra sólo con oxígeno-.

Para bajar respiran con la bibotella, estando una media hora en el fondo disfrutando del paseo, lo que significa un ascenso a la superficie de una hora de duración, haciendo paradas de descompresión cada tres metros y repirando con las otras dos botellas laterales. "A esas profundidades la cabeza funciona mucho más lenta, por eso las botellas llevan helio", explica Israel.

El C47 fue el segundo de los cuatro aviones que Israel y Dirk han descubierto en los fondos marinos de Gran Canaria. Primero había sido un Fiat Chirri y los dos últimos fueron un T6 y una avioneta civil.