El Archivo Negrín analiza documentos que no se han podido leer en los últimos 80 años y que el Gobierno de la República envió a las distintas embajadas europeas durante la Guerra Civil. Se trata de una información de una gran importancia histórica ya que aportan nuevas revelaciones sobre los movimientos diplomáticos del presidente de la República. La mayoría son cartas escritas como criptograma para que no pudiera caer en manos del enemigo, por lo que ha sido necesaria la ayuda de varios especialista para descifrarlas.

La información sobre esos y otros hechos importantes sobre Historia de España se acrecentará previsiblemente en unos seis meses, cuando se espera haber catalogado todos los documentos de los Archivos de Negrín, que están cifrados entre 90.000 y 120.000. Para la fase de descripción, el archivero Carlos Santana Jubells trabaja con un equipo de ocho voluntarios, formado por jubilados procedentes del ámbito de la educación junto a algunos licenciados en historia. Esta primera fase consiste en sacar los documentos de sus carpetas originales, cambiarlos a un material especial para garantizar su durabilidad y extraerles el código de referencia y la fecha. Este trabajo inicial permitirá poner a disposición de los usuarios un sistema de información que permita ver una panorámica general del archivo en cartas, expedientes, etc.

Incógnitas

Los expertos que acuden regularmente al archivo tienen puesta su fe en que los documentos cifrados puede aclarar muchas incógnitas. Los criptogramas requieren la máxima atención ya que, debido a que se trataba de envíos de máxima confidencialidad, incluyen el día y la hora en la que se tiene que destruir, y aparece dentro de un sobre que, a su vez, está encamisado en otro sobre rojo que impida que se pueda ver a trasluz y que viene en valija diplomática del Gobierno de España. Junto a ellos también aparecen los libros para descifrar el documento ya que el código iba cambiando unos números que, luego, en el gabinete, los criptólogos ponían con el código correspondiente. Esta información podría contener desde una autorización de pago por la compra de una partida de lápices en la embajada de París, hasta una serie de instrucciones en clave secreta que se le da al embajador en París para que mantenga una reunión urgente con el primer ministro británico.

Los investigadores no paran de mostrar su sorpresa ante el caudal de información nueva y valiosa. Un ejemplo ha sido la copia del sumario militar completo de la Caída de Málaga, uno de los puertos más importantes de la guerra, ante el ejercito franquista, en el que se relata todos los acontecimientos de dicha batalla. Otros documento importante es un mapa de campaña de la batalla del Ebro hecho a pie de trinchera. Durante la guerra, diariamente se realizaba reproducciones de cada área en los que había enfrentamientos para dejar constancia diaria del avance y retroceso de las filas, por donde se rompe el frente y la resistencia.

Cada unidad del ejército al cargo de la defensa de cada zona, tenía la obligación de realizar un mapa y remitirlo al gobierno para que supiera de primera mano la evolución del frente. El 2 del junio del 38 en esta zona la batalla del Ebro no había comenzado y esto es un estado de la línea de defensa de las tropas republicanas para frenar el avance nacional del valle del Ebro. Un entramado de observatorios en cada una de las líneas. Una línea de observación que recorre todo el margen del Ebro.

En cuanto a las cartas administrativas, muchas reafirman el interés de Negrín de resistir palmo a palmo a los rebeldes para prolongar artificialmente la guerra, con la esperanza de que las tensiones internacionales llevaran al estallido de una guerra general en Europa, en la que la República entrara como aliada de las naciones democráticas contra los regímenes fascistas de Hitler, Mussolini y Franco. Los documentos muestran cómo tales esperanzas de intervención extranjera se desvanecieron después de la política de apaciguamiento mostrada por Gran Bretaña y Francia frente a Alemania en el Pacto de Múnich en 1938.

Entre las cartas personales de Negrín se incluyen ejemplos de todo tipo, como una misiva manuscrita de Jacinto Benavente, premio Nobel de Literatura, remitida en octubre del 38 en la que responde al presidente de la República tras un ofrecimiento de este para que vaya a Nueva York a representar una obra de teatro.

El trabajo del archivo está dividido por secciones según los propios voluntarios. Así, Daniel Duque es un joven recién licenciado en Historia, se centra en describir cada fotografías y poner título, fecha, etc. Por su parte, la catedrática de Historia Emiliana Velázquez centra su trabajo en pasar a pdf los documentos que han venido desglosado de París y ponerlos al servicio de los historiadores. Velázquez destaca un documento de dieciocho folios del Ministerio de Defensa que muestra cómo Negrín buscó sin éxito la reconciliación con la Iglesia católica casi desde que asumió el cargo, con distintas iniciativas insólitas y casi desconocidas.

Según la historiadora, el ministro de Justicia Manuel de Irujo, que ya había abogado por establecer la libertad de culto sin éxito antes, bajo la Presidencia de Francisco Largo Caballero, fue el responsable de poner en marcha la primera de las apuestas por recuperar el diálogo con la Iglesia en el verano de 1937 a las órdenes de Negrín, que acababa de hacerse con el mando del Gobierno en mayo de ese año. Este documento habla de proyectos para promover la práctica del culto católico libremente en la zona republicana, y abre una vía diferente en materia de planteamientos y aspiraciones de la República frente a la Iglesia católica, cuyos máximos representantes se posicionaron mayoritariamente, tanto dentro como fuera de España, en favor del bando alzado contra su Gobierno en el marco de la Guerra Civil. La estrategia consintió en una llamada Operación Triángulo, bautizada así porque buscaba reanudar las relaciones a través de una conexión Barcelona-París-Vaticano, que se puso en marcha en el verano de 1937.

Esa operación, que buscó un acercamiento indirecto al Vaticano porque era muy problemático salir desde la Barcelona republicana hacia la Italia fascista, la protagonizó un destacamento que envió Irujo a Francia para encontrarse con el arzobispo de París y hablar con representantes españoles que estaban en Roma, pero finalmente hubo un jaleo que hizo que quedara en nada.

Antonio López se encarga de clasificar unos documentos sobre el servicio de Inteligencia sobre espionaje y contraespionaje con las denuncias pertinentes del bando faccioso en cuanto a descubrimiento de oro y todo lo relacionado con el Ministerio de Hacienda. En dichos documentos se descubre la ocultación de fortunas por parte de los grandes terratenientes en cuanto a oro, plata o dinero en efectivo de monedas o billetes. Se trata de denuncias por las fuerzas leales de la República de donde estaban ocultos. López también se encarga de documentos secretos sobre la situación de los barcos cerca de la Península o cartas personales al propio presidente de la República. El archivero pone el caso de una madre inglesa que había perdido un hijo en el frente en las Brigadas Internacionales y le pide que le deje ir a otro hijo a ir a ver a su padre que estaba enfermo. También destaca el de alguien que estaba considerado como prófugo o desertor cuando había estado enfermo.

Mercedes Gálvez se encarga de clasificar una serie de expedientes que se abre a militares que parecen que son desafectos a la república. Con la documentación que ellos aportan, a veces se confirma esa sentencia, y otras se recupera el honor de la persona y no dada la anterior orden, depurando algunos miembros considerados desafectos.