"Se me saltaron las lágrimas al ver el anuncio de la Lotería de Navidad de este año por primera vez y mi hija me dijo: Papá, eso mismo fue lo que te pasó a ti el año pasado cuando le guardaste los décimos a Mohamed". Es José Miguel González, el empresario tinerfeño que el 22 de diciembre de 2013 repartió 200 millones de euros en la Isla con el Segundo Premio de la Lotería, que recayó en el 79.712, un número del que había comprado sus íntegramente sus 16 series -1.600 décimos- para repartirlos y venderlos entre los clientes de las ocho estaciones de servicio que forman parte del Grupo González Canarias.

Ayer aún se emocionaba al recordar cómo fue la verdadera historia que parece haber servido de inspiración para el spot de la Lotería de Navidad de este año. Él, al igual que el Antonio del anuncio, había guardado en un sobre unos décimos de Lotería para un cliente habitual que siempre pasaba por la cafetería de su estación de servicio y con el que desde "hacía siete u ocho años" intercambiaba unos décimos de Lotería.

José Miguel González solo sabía de este cliente que era saharaui y que se llamaba Mohamed, y que antes de jubilarse era propietario de la empresa de seguridad Al Mansura, en San Miguel de Abona.

"No sé muy bien cómo empezó esta costumbre, pero un día me dejó un sobre con unos cinco o seis décimos de la Lotería de Navidad y me preguntó que si quería cambiárselos por otros números que tuviera yo, a lo que accedí", recuerda el empresario tinerfeño. Así, todos los años Mohamed entregaba un sobre con décimos de Lotería a José Miguel y éste hacía lo propio con él.

Sin embargo, el tinerfeño recuerda que el año pasado Mohamed se había acercado como de costumbre a la gasolinera para entregar los décimos, pero González no había coincidido con él, por lo que le guardó sus décimos dentro de un sobre, que depositó en un cajón de la mesa de su despacho. Ya vendría Mohamed a recogerlos, debió pensar el empresario tinerfeño.

Sin embargo llegó el día del sorteo y Mohamed no había aparecido por la gasolinera. El bombo se paró en el 79.712 y los niños de San Ildefonso lo corearon varias veces para indicar que estaba premiado con 1.250.000 euros. El júbilo impregnó el sur tinerfeño, y lo hizo especialmente en una de las gasolineras del Grupo González Canarias. Esta estación de servicio, a la altura de Granadilla de Abona, se convirtió en un hervidero de personas, clientes y empleados, que saltaban de alegría, brindaban con cava y posaban para las cámaras de los medios de comunicación de toda España. Quien tenía un décimo sabía que le habían tocado 125.000 euros. Pero no todos los que "debían" ser agraciados supieron aquella misma mañana, ni siquiera ese mismo día, que la suerte también les había sonreído. Y no lo sabían porque todavía no habían tenido en sus manos el boleto premiado.

Era Mohamed, que no había ido a recoger aún sus décimos que le guardaba José Miguel. El empresario asegura que con todo el jaleo y la algarabía de aquel día no había reparado en el sobre que guardaba para Mohamed. "Por la noche fue cuando me acordé que lo tenía en el despacho, así que a primera hora del día siguiente le dije a mi hijo José Ángel que tratara de ponerse en contacto con él. Y así lo hizo. Averiguamos su número de teléfono y lo llamé", señala.

"Oye Mohamed. Pásate por la gasolinera y nos tomamos un cortado, le dije y me contestó que se pasaría sobre las diez de la mañana". Asegura que cuando entró Mohamed en la cafetería se acercó a la barra donde José Miguel lo esperaba con el sobre y unos décimos de Lotería. "Él lo abrió y me dijo que eran números de sorteos que ya se habían jugado y yo le dije que sí, pero que eran suyos". José Miguel guardó silencio mientras Mohamed ojeaba los números y en un primer momento pareció no darse cuenta de que entre los boletos había uno de los décimos premiados con el Segundo Premio, hasta que vio que uno de ellos terminaba en "12". "Se quedó impactado, no podía ni hablar, me dio la mano y se marchó extrañado hacia su coche. Se subió a él y vi que permanecía sentado dentro sin arrancarlo y tocándose la cabeza con las manos. Creo que ahí fue cuando se dio verdadera cuenta de lo que le había entregado".

Al día siguiente, Mohamed regresó a la gasolinera y se encontró de nuevo con José Miguel, fundiéndose en un abrazo en el que también se escaparon unas lágrimas de alegría.

Este año, la costumbre de intercambiarse los sobres con décimos se ha repetido, pero tal y como señala José Miguel, Mohamed en esta ocasión bromeó cuando le fue a entregar sus décimos. "Me dijo que no se los entregara, que se olvidara de dárselos hasta un día después del Sorteo de Navidad, a ver si volvía a ocurrir lo mismo que el año pasado y le daba uno premiado", sonríe el empresario mientras comenta la anécdota.

La realidad siempre parece superar a la ficción y esta historia tan real ha emocionado a casi toda España. Lo curioso es que los valores de honestidad, integridad y generosidad que se destilan en el anuncio protagonizado por Antonio y Manuel -José Miguel y Mohamed, en la vida real- son también los que impulsaron a este empresario del sur de Tenerife a hacer lo que hizo porque además, ayer por la tarde mientras se tomaba un cortado en esa misma cafetería de su gasolinera, defendía que "cualquier persona en mi misma situación lo hubiera hecho igual. El dinero es dinero, que viene y se va, y lo digo yo que estoy al frente de una empresa familiar que hoy da trabajo a 130 personas", destaca. El Grupo González Canarias tiene ocho estaciones de servicio en Adeje, San Miguel, en Granadilla, Arico, Güímar, Polígono de Güímar y Geneto.

"Lo que le acaba de contar José Miguel es la pura verdad de lo que pasó. Yo estaba aquí aquella mañana y mi hijo fue uno de los agraciados", irrumpe de pronto una voz desde el fondo de la barra de la cafetería. Su hijo es Iván Aarón Santana Cabrera, quien había comprado dos décimos de números distintos en esta gasolinera de Granadilla. Ayer recordaba que pudo "pagar parte de la hipoteca y tapar algunos agujeros". "La verdad es que fue una alegría tremenda". Su historia también es curiosa porque explica que primero compró un número que no tuvo premio y que luego vio el que resultó finalmente premiado, pero ese día no tenía dinero para pagarlo. Así, una de las empleadas de la cafetería de la gasolinera le dijo que se lo guardaba hasta el día siguiente si lo quería. Y así fue, al día siguiente regresó y lo compró.

Este año, confiesa José Miguel, la venta de décimos ha aumentado un 50% en el receptor de loterías que está instalado en una de sus estaciones, porque el número con el que juega este año la empresa, el 68.961, se vendió en solo dos horas, comenta.

Además, la empresa ha puesto en marcha una rifa en la que se sortea un coche, una motocicleta de la marca BMW y 5.000 euros en combustible. Solo hay que repostar en sus gasolineras y los clientes reciben a cambio un ticket con un número que tiene seis series. En ese ticket también está impreso el número 68961, y si en el sorteo de Navidad sale agraciado con el Primer Premio, el Grupo González Canarias abonará a todos sus clientes el combustible que hayan repostado desde el 1 de septiembre -cuando empezó esta iniciativa- hasta el 20 de diciembre próximo. José Miguel González calcula que reembolsará, llegado el caso, unos 14 millones de euros.