Con el objetivo de demostrar que está en buena forma, Giorgio Armani fue el encargado de cerrar la última jornada de la Semana de la Moda de Milán. Y lo consiguió. A sus 80 años, el modisto italiano presentó una propuesta masculina y cuidada en la que el pantalón es la pieza "fetiche". En diferentes versiones: rectos, con pinzas, con capas, de tiro alto, de tiro bajo y con volumen en la cadera; en diferentes colores: azul, negro, gris, verde y rosa; liso, estampado o con textura en relieve; y en diferentes tejidos: lana, terciopelo y satén.

Las chaquetas también juegan con los largos. Para los looks más serios, se alargan hasta la cadera; para los más informales, se acortan hasta la cintura. Los cuellos camiseros a modo de pajarita ponen la nota divertida a las combinaciones monocolor en negro o azul. Los chalecos y las chaquetas más ajustadas se llevan sobre la piel. El pelo se convierte en un buen aliado para aportar un toque de sofisticación, y los jerseys "oversize" para dulcificar los "outfits" más serios.

La noche se tiñe de conjuntos azul klein de terciopelo y de chaquetas de esmoquin del mismo material. Las cinturas se ajustan, se enseña el ombligo, llegan los brillos, el raso, los mitones, y los tacones, dejando de lado los zapatos masculinos y planos que reinan para las horas de luz.

Los otros triunfadores de la última jornada en Milán fueron Dsquared2. Los gemelos canadienses Dean y Dan Caten ven el próximo invierno como un gran "mix" de estilos, colores y prendas. Una fina gasa, a modo de piel tatuada, se va cubriendo con chalecos de estampado tribal, apliques de pelo, chaquetas napoleónicas, ponchos, joyas dignas de cualquier casa real europea y guantes de ante XXL de colores. Más es más